miércoles, 23 de enero de 2013

El Millonario- Capitulo 6


Sterling se aclaró la garganta y levantó los papeles que tenía ante él.

—«Yo, Katherine Winfield Jonas, en plenas facultades...».

Todo el mundo estaba pendiente del abogado y Nick sentía todos sus músculos en tensión. Aquello era terrible. Tenía la sensación de que el mundo se había detenido y se estaba abriendo bajo sus pies.

Su hermana Jane estaba sentada a su lado, posando la mano en la manga de su abrigo. Intentaba ser valiente, pero el labio inferior le continuaba temblando. Como madre soltera, se la suponía capaz de enfrentarse a cualquiera de los desafíos que le planteara la vida. Pero ninguno de ellos, ni hijos, ni hijas, ni nietos, podían creer que hubieran perdido a alguien tan querido y fundamental en sus vidas.

—Oh, Dios mío —sollozó Jane.

Nick tomó la mano de su hermana y se cruzó con la mirada sombría de Kevin. Los ojos de Kevin reflejaban la tristeza de los de Nick. Kevin. Siempre responsable. Allí donde Kevin había hecho las cosas bien, Nick siempre metía la pata. Kevin cargaba con todo tipo de responsabilidades. Nick huía siempre de ellas.

Jane se estiró en la silla. Pestañeó, enderezó los hombros y se sirvió un vaso de agua. Atendiendo a una señal de Allison, sirvió un segundo vaso. Allie era una belleza, la modelo de Jonas Cosmetics, la sonrisa de mil vatios de la empresa. En aquel momento su hermoso rostro estaba pálido, demacrado. Estaba sentada entre su hermano Adam y Rocky, su melliza. E incluso a Rocky, siempre sonriente y animada, se la veía apagada.

Rocky parecía estar apoyándose en la fortaleza de Adam, que la palmeaba con aire ausente el hombro mientras Sterling leía. Adam era el hijo mayor de Jake y Erica Jonas. Había crecido rodeado de hermanas y había sido el hijo rebelde. Había dado la espalda a la fortuna de la familia y se había dedicado a recorrer el país durante años, antes de enrolarse en el ejército. Había abandonado la vida militar tras la muerte de su esposa. En ese momento, Adam era un viudo con tres hijos y estaba intentando colaborar con la familia.

Nick no lo envidiaba. Diablos, aquel día era imposible envidiar a nadie de la familia. Se aflojó el cuello de la camisa e intentó concentrarse.

Sterling lo miró un instante y continuó leyendo. A Nick le caía bien aquel tipo. No tenía pelos en la lengua y no le gustaba andarse con rodeos. Con las gafas en la punta de la nariz y el pelo blanco impecablemente peinado, continuaba leyendo:

—Y a mi nieto, Joe McClure, le lego el caballo Fuego de los Jonas.

Nick observó, la reacción de su hermanastro, pero Joe continuaba mirando por la ventana, sin estremecerse siquiera al oír su nombre. Parecía completamente fuera de lugar con los vaqueros, la cazadora, el gorro y la polvorienta camioneta que había dejado aparcada en medio de los BMWs, los Cadillacs y los Porsches de la familia. Nick se apostaría cualquier cosa a que su hermanastro estaba deseando montarse en el avión, abandonar las luces de la ciudad y regresar a la dura vida que él amaba, en medio de ninguna parte, en Clear Springs, Wyoming.

Al lado de Joe, estaba Kristina, la única hija de Nate y Bárbara, el padre y la madre adoptiva de Nick, respectivamente. Kristine se mordía el labio nerviosa mientras intentaba fingir interés. Mimada más allá de lo posible, se echaba el pelo hacia atrás y miraba por encima del hombro, ansiosa por salir cuanto antes del sofocante despacho del abogado.

Nick no podía culparla. Habían soportado ya el funeral, el entierro y el bufé que se había servido después para los amigos más íntimos de la familia. Habían recibido cientos de cartas de pésame, un verdadero jardín de flores y coronas y miles de dólares en cheques para ser entregados a las obras benéficas favoritas de Kate. Después estaban las especulaciones de la prensa sobre su muerte, los comentarios provocados por el hecho de que hubiera volado sola en el avión de la compañía, pilotándolo ella misma, y las hipótesis sobre por qué habría perdido el control de los mandos para terminar pereciendo de una forma horrible... Nick apretó los dientes.

—«...Y a mi nieto Nick, le dejo el rancho de Clear Springs, Wyoming, con todo el ganado y el equipo, excepto el semental de Joe» —Nick apenas prestó atención hasta que el abogado leyó las condiciones—. «Nick debe residir en el rancho durante al menos seis meses antes de poder traspasar la escritura y hacer los arreglos necesarios para venderlo...».

Era como si su abuela quisiera encadenarlo al rancho, al paraíso de su infancia. Oyó que su hermano Kevin contenía la respiración, probablemente a causa del valor del rancho y de que Nick nunca había hecho nada por sí solo.

Más tarde, Kevin habló con él a solas para echarle un discurso sobre la responsabilidad, la necesidad de que tomara el control de su vida y de que aprovechara la oportunidad que Kate le estaba brindando.

Nick no le hizo mucho caso. Él no necesitaba regañinas. Sabía perfectamente que había arruinado su vida y no creía que fuera asunto de Kevin lo que hiciera o dejara de hacer en el futuro. Era su propia juventud la que había arruinado.

Pero su hermano tenía razón en una cosa: le estaban ofreciendo una oportunidad de demostrar su valía en el rancho. Y él iba a hacer las reparaciones que fueran necesarias para posteriormente venderlo, aunque probablemente no era eso lo que su abuela quería.

—¿Y qué esperabas? —le preguntó en voz alta a su abuela, en medio de la habitación vacía—. ¿De verdad creías que podías controlarme desde la tumba? Pues bien, estabas equivocada. Voy a vender esta casa, así — chasqueó los dedos y se acercó a la ventana, pero antes de cerrarla, fijó la mirada en la noche estrellada y en la casa del rancho vecino, donde brillaba la luz en una de las ventanas. Miley.

Una inesperada oleada de emoción golpeó su corazón. Durante un breve instante, se preguntó si su abuela no habría decidido llevarlo al rancho para acercarlo a la única mujer capaz de hacerle desear estrangularla en un instante y hacer el amor con ella al siguiente. Pero era imposible. Nadie, absolutamente nadie, se había enterado de su aventura con Miley.

Fijó la mirada en la ventana iluminada, en aquella luz cercana que parecía estar dándole la bienvenida, y apretó los dientes al darse cuenta de que no había nada que le apeteciera más que cruzar aquellos campos bañados por la luz de la luna, llamar a la puerta y estrechar a Miley entre tus brazos.

Pero cruzar la alambrada que separaba su rancho del de los Cyrus era lo último que pretendía hacer.

Volvió la cabeza tan bruscamente que estuvo a punto de golpearse con una viga. Se sentía frustrado, preocupado y manipulado cuando pensaba en Miley. Como si su abuela estuviera escuchándolo gruñó:

—De acuerdo, Kate, has ganado. Ya estoy aquí. Ahora solo falta que me digas una cosa: ¿qué demonios se supone que puedo hacer con Miley?
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Bueno, dos cosas una es que estaré esta y la proxima semana subiendo esta novela y pienso acabarla si termino de subirla esta semana, mejor.

La segunda es... No voy a subir novelas ni one shots por un tiempo no se cuanto pero no voy a subir... he sentido que el blog en lugar de crecer se va para abajo y pues... no esta padre :c espero que entiendan y a ver si minimo así me extrañan *se hace la diva* hahaha no es cierto pero en serio que siento que lo que hago no es muy bien... ammm compensado (? bueno algo así. Ya mi blog casi no tiene visitas ni comentarios como antes, siento que solo me comentan por interes :S lo siento si lo digo así de sincera pero solo me comentan cuando les digo que voy a cerrar el blog o que elijan una novela y cosas así y pues se siente feo :( no las obligo a comentar ya que se que muchas estan ocupadas pero no es cosa de ver las estadisticas para darme cuenta que ya no les interesa igual que antes, las he visto comentar en otros blogs con novelas adaptadas que hacen pasar por suyas y yo que me mato escribiendo de verdad no lo reconocen... eso es lo que me duele. Que a pesar de que estoy matandome más la vista escribiendo lo de mi papá me hago un espacio para escribir la novela a pesar de mis dolores de cabeza ya que necesito lentes, de tener colicos o de estar ocupada pero a nadie le interesa eso... y si bien no juzgo a las que adaptan novelas porque hasta yo lo hago lo que me molesta es que juren sobre la biblia ser novelas originales cuando no lo son.

Si volvere a subir la novela de A Light In The Darkness, al menos la voy a terminar pero después de esa novela la verdad... no creo que siga subiendo :S creo que mejor me haré otro blog para escribir fanfics a ver si tengo suerte con eso al menos porque desde el otro blog ya nada a sido igual, si se que tal vez me lo merezco por haber "mentido" sobre mi nombre (al cual solo lo modifique xq Valeria es mi nombre favorito) pero crean que hay personas aún más mentirosas aquí en blogger, hay personas falsas, hipócritas, interesadas y demás. Esto ya no es como antes y si la verdad en mi otro blog habían ciertas personas que no me querían la mayoría si lo hacía porque me han puesto en varios Top 3 de mejores blogs Niley muchas de las que leían mi blog y me dijeron que amaban ese blog y la verdad yo tenia un cariño muy especial por el :/ fue mi primer blog y tuve muy buenos resultados desde el primer día y eso nunca lo voy a olvidar... también con ese blog conoci a muchas personas con las que ya casi no hablo o perdi contacto o simplemente no me quieren hablar, yo no estoy aquí para caerle bien a todo mundo solo a las que de verdad quieren... y pues si la verdad que la o las hijas de pu*a que borraron mi blog espero que algún día se ahoguen en sus mentiras, en su vida imaginaria que tienen en las cuales son las reinas del mundo pero en realidad solo dan lastima con lo pateticas que pueden llegar a ser solo para conseguir atención... 

Pero a pesar de todo... no voy a dejar de escribir por esas personas que aún siguen comentando en el blog que son unas cuantas... pero necesito un tiempo para pensar en todo esto porque el blog si bien me dio un lugar para desahogarme me hizo la vida una mierda.

Ahora si... bye ya no pondre comentarios finales al final de las entradas, si a caso el 4 de febrero que el blog cumple un año.

El Millonario- Capitulo 5


—Gracias.
—No es un mal lugar, ¿sabes?
—Nunca he dicho que lo fuera.
—Pero no parecías muy contento con la idea de tener que mudarte aquí.
Nick fijó la mirada en los álamos que flanqueaban el arroyo.
—No me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Ni siquiera que me lo diga Kate.
—Estoy seguro de que no va a ser tan terrible como crees. Quizá hasta descubras que es esto precisamente lo que te gusta. Nunca se sabe.
—No, nunca se sabe —Nick sentía que estaba empezando a enfadarse. Sin necesidad de mencionarlo, Joe le estaba haciendo saber que no le gustaba la vida desarraigada que llevaba en Minneapolis.
—Quizá necesites tranquilizarte un poco.
—Quizá —contestó Nick, tensando la mandíbula.

No necesitaba una regañina de nadie. Sabía que había desperdiciado años de su vida. Que se había casado con la mujer equivocada. Que había intentado trabajar con la familia y habían tenido que despedirlo. No le gustaba que le recordaran sus fracasos, y tampoco podía explicar la inquietud que lo perseguía desde la niñez, aquella sensación de no poder estar durante mucho tiempo en el mismo lugar. Y sospechaba que seis meses en Clear Springs con Miley como vecina iban a ser demasiado tiempo.

—Iré por allí dentro de un par de días para asegurarme de que no estás maltratando a Joker.
—Creo que es más probable que el caballo acabe conmigo.
—O que lo haga Miley. Desde luego.
—Es muy mandona —le advirtió Joe—. Le gusta que las cosas se hagan a su manera.
—Ya me he dado cuenta.
—En cualquier caso, intenta recordar que sabe mucho más que tú sobre ranchos.
—Intentaré no olvidarlo.
—Muy bien, hasta mañana.

Nick colgó el teléfono, frunció el ceño y cerró el libro de contabilidad. Miley. No había pensado en ella desde hacía años, no se había permitido hacerlo, pero desde que había pisado Wyoming, no era capaz de sacársela de la cabeza.

—Maldita sea —giró el cuello e hizo una mueca al sentir un tirón en una vértebra.

Tadd Richter. ¿Qué habría visto Miley en ese tipo? ¿Y qué podía importarle a él? Al fin y al cabo, aquello había ocurrido muchos años atrás.

El café instantáneo, apenas potable cuando estaba caliente, se había quedado frío y tenía una textura similar a la de un gel. Nick ignoró la taza. El viejo sillón gimió cuando se levantó y se acercó hacia el mueble bar en el que, años atrás, Ben guardaba los licores. Estaba vacío. Segundo fracaso. Ni ordenador ni alcohol. Al parecer, en Wyoming la vida no había cambiado durante los últimos cincuenta años.

—Muchas gracias, Kate —gruñó.

Pero aquel rancho en el que pasaba los veranos, siempre había ocupado un lugar muy especial en su corazón. Un lugar que preferiría no recordar.

No había sido el viaje el responsable de su mal humor. El vuelo desde Minneapolis a Jackson no había sido malo en absoluto, ni tampoco el trayecto hasta el rancho en la camioneta. No, no era el viaje el que lo molestaba, sino aquella sensación de estar siendo manipulado. Una vez más. Por su abuela, que pretendía controlar su vida desde la tumba.

Apagó la luz del estudio y salió al larguísimo pasillo de aquella casa de dos pisos en la que había pasado tantas y tantas vacaciones de verano. En muchas ocasiones, la familia viajaba a rincones lejanos y exóticos, como México, Jamaica o la India. Pero los veranos que con más cariño recordaba, los mejores veranos, los había pasado allí, aprendiendo a ensillar caballos, marcando el ganado, bañándose en el arroyo y tumbándose en la hierba por las noches para contemplar el cielo inmenso de Wyoming.

Nick subió hasta el segundo piso. Al final del pasillo se encontraba la habitación en la que dormían él y sus primos. Palpó la madera gastada de la puerta y acarició el boquete que había hecho Kevin al intentar abrir la puerta el día que Nick y Adam lo habían dejado encerrado. Nick tenía entonces doce años. Y Kevin, un año mayor que él y de un genio más rápido que la pólvora, no estaba dispuesto a permitir que un simple cerrojo le impidiera salir a vengarse de su hermano, arrojándole un cubo de agua helada.

Nick sonrió al recordar a Kevin, empapado de la cabeza a los pies.

Parecía que habían pasado siglos desde entonces. Aquello había ocurrido antes de que comenzara a afeitarse. De que empezara a fijarse en las chicas. Mucho antes que Miley.

Encendió la luz, entró en la habitación y contempló las literas. No había sábanas en ninguna de ellas y los colchones estaban muy desgastados. No quedaba ningún rastro de los paquetes de cigarrillos que le birlaban a su abuelo, ni de las revistas Playboy que uno de los trabajadores del rancho les alquilaba a los chicos, ni de las botellas que escondían en los cajones de la cómoda.

Deslizó la mano por el armazón de una litera y se detuvo frente a la ventana por la que tantas veces habían escapado. El saliente estaba al lado de un manzano de largas ramas y los chicos habían preparado un elaborado sistema de cuerdas y poleas que les permitía bajar y subir a su antojo. Pensaban entonces que eran muy ingeniosos, pero Nick sospechaba que probablemente su abuela sabía todo lo que ocurría en el piso de arriba. Era demasiado inteligente para haber pasado por alto todas sus travesuras.

—Canalla —gruñó, apretando los puños con tristeza.

Pensar que su abuela se había ido para siempre le causaba un inmenso vacío en el alma. ¿Cómo se le habría ocurrido marcharse sola en ese condenado avión, en busca de una planta extraña de la selva amazónica? Nunca había podido encontrarla. El avión había explotado en algún remoto lugar del Brasil, había caído a tierra y había ardido en llamas. Habían devuelto su cuerpo achicharrado a los Estados Unidos, donde sus hijos y sus nietos habían tenido que enfrentarse con incredulidad y dolor al hecho de que la fuerza más influyente de sus vidas había desaparecido para siempre.

Nick abrió la ventana, dejando entrar la brisa, y fijó la mirada en aquella tierra que había pasado a ser suya. Bueno, por lo menos lo sería durante seis meses, si era que conseguía aguantar durante tanto tiempo en ese lugar. La verdad era que no le había importado mucho dejar Minneapolis. Su vida en aquella ciudad se había quedado estancada. Nunca había conseguido encontrarse a sí mismo, no había alcanzado ninguna estabilidad, ni tenía un trabajo suficientemente bueno como para tenerlo en cuenta. No, él siempre había sido inquieto por naturaleza y por eso, de todos los nietos, Nick había sido elegido para heredar el rancho. Probablemente aquella había sido la forma que había encontrado su abuela de obligarlo a echar raíces.

Diablos, recordaba el funeral, y el ataúd cubierto de flores, la iglesia estaba llena, y la familia, toda vestida de luto, luchaba contra las lágrimas. Horas después, todavía muy afectados y sin poder apenas pronunciar palabra, se habían sentado alrededor de la mesa del despacho del abogado de la compañía mientras él, Sterling Foster, con el testamento de Kate entre las manos, decía:

—Kate Jonas era una mujer extraordinaria. Madre de cinco hijos, aunque solo cuatro pudieron crecer a su lado. Abuela de, ¿cuántos?, ¿doce nietos? Y también bisabuela —había sonreído con tristeza—.Aunque enviudó diez años atrás, nunca le faltaron las fuerzas para dirigir Jonas Cosmetics. Sobrevivió a la muerte de su marido, Ben, y a la pérdida de un hijo. Bueno, todo eso ya lo sabéis. Lo primero que me pidió fue que, cuando ella muriera, os entregara a cada uno de vosotros los dijes con la fecha de vuestro nacimiento que llevaba en el brazalete —pasó una bandeja de plata con sobres alrededor de la mesa y, cuando la bandeja llegó a su lado, Nick descubrió su nombre mecanografiado en uno de ellos.

«Oh, Kate», pensó con tristeza mientras abría el sobre y sacaba un dije de plata.

El Millonario- Capitulo 4


—Te pasa algo malo —Valerie, sentada al lado de Miley, miraba a su madre con unos ojos idénticos a los de su padre mientras la camioneta entraba en el pueblo.
— ¿Algo malo? —Miley sintió que se le encogía el corazón.
El sol comenzaba a bajar por el horizonte y del asfalto se elevaban olas de calor, distorsionando las fachadas de los edificios de Clear Springs, una ciudad que rendía homenaje a la última parte del siglo diecinueve con su arquitectura.
—Sí, estás muy rara desde que has venido a buscarme —a Valerie nunca le había gustado andarse con rodeos.
—Supongo que sí —admitió Miley, recordando lo furiosa que había conseguido ponerla Nick. Cuando había ido a buscar a Valerie a casa de una de sus amigas, estaba que echaba humo.
—¿Por qué?
—Es solo que... me he encontrado hoy con un viejo amigo. Ha sido una sorpresa.
—¿Y?
Sí, claro, ¿y?
—Y me duele la cabeza —en eso no estaba mintiendo.
—¿Tu amigo te ha provocado dolor de cabeza? — Valerie sacudió la cabeza, como si no terminara de creerse aquella historia—. Pareces enfadada.
—¿Enfadada?
—Sí, sí. Estás igual que el año pasado, cuando te enteraste de que Billy MacGrath había invitado a su cumpleaños a todo el mundo menos a mí y a Tommy Wilkins.
A Miley le ardió la sangre al recordar aquel incidente.
—Bueno, eso no estuvo nada bien y la madre de Bill lo sabía, por eso... Oh, eso ya es agua pasada —Miley alargó el brazo hacia el salpicadero y agarró las gafas de sol.
El año anterior habría sido capaz de estrangular a Billy y a la estúpida que tenía por madre, que había decidido que había dos niños en una clase de veintiuno que no eran suficientemente buenos para ser invitados a la fiesta de cumpleaños de su hijo. Los dos únicos niños que eran hijos de madres solteras.
—¿Y por qué te ha hecho enfadar tu amigo?
—En realidad él no ha hecho nada. Pero ha aparecido de una forma tan inesperada que me ha asustado — se defendió, y palmeó la cabeza de su hija—.Tengo que parar en el banco y en la oficina de correos, pero después podemos ir a tomar un helado.
El ceño de preocupación de Valerie se suavizó.
—¿Qué tal un helado de crema con chocolate?
—¿Por qué no? —exclamó Miley, justo cuando pasaban por delante de la señal que daba la bienvenida a los recién llegados a Clear Springs.
Quizá tuvieran algo que celebrar. No todos los días aparecía por allí el padre de su hija. Oh, Dios, ¿cómo iba a atreverse a decirle que era el padre de Valerie? ¿Y qué haría él cuando lo supiera? ¿Se reiría en su cara? ¿La llamaría mentirosa? ¿O vería la verdad con sus propios ojos y decidiría que ya había llegado el momento de comenzar a ser un verdadero padre? Si en algún momento se le ocurría reclamar la custodia compartida, ella no podría luchar contra él. Contra el dinero de la familia Jonas y todos sus abogados, no tendría una sola oportunidad.
Miley sintió que se le secaba la garganta. Aparcó la camioneta y se obligó a tranquilizarse. No había por qué exagerar. Nick solo iba a estar allí durante seis meses e, incluso en el caso de que averiguara que Valerie era su hija, no tenía por qué preocuparse. Estaba segura de que reaccionaría de una forma razonable. Claro que sí. ¿Pero Valerie? ¿Qué sentiría ella por su padre?
No, Miley no podía perder a su hija. No podía perderla por culpa de nadie. Pero menos por la del hombre que la había engendrado.

-.-


—Qué desastre —con un bufido de disgusto, Nick miró el libro de contabilidad.
El mohoso diario estaba abierto sobre el viejo escritorio de roble que llevaba en aquel estudio al menos tanto tiempo como Nick era capaz de recordar. Había pertenecido a Ben Jonas, el abuelo de Nick y marido de Kate, aunque Nick no recordaba haber visto ni una sola vez a su abuelo sentado en el sillón de cuero. No, aquel rancho siempre había sido el refugio de Kate para alejarse del endiablado ritmo de la ciudad. Pero aquel libro de contabilidad era todo un misterio. ¿Por qué no habría utilizado un ordenador? ¿Por qué no había ninguna conexión a Internet? ¿O algún programa de contabilidad? Eso no era propio de su abuela, una mujer que siempre había vivido por delante de su tiempo, que utilizaba el teléfono móvil y el fax con la misma facilidad con la que se ponía un perfume. Kate Jonas había estado conectada por ordenador con todas las empresas de su difunto marido, incluyendo las más alejadas, situadas en Singapur y en Madrid. Aunque era capaz de utilizar el mismo lenguaje que los trabajadores de los pozos petrolíferos de Ben, era una mujer que pilotaba su propio avión. Y si algún rancho de Wyoming debía haber tenido un maldito PC y un módem, ese era precisamente el de Kate. Aquella falta de medios no tenía ningún sentido. A menos que Kate fuera siempre allí para alejarse del ritmo vertiginoso de la ciudad y prefiriera el paso lento con el que habían trabajado los rancheros desde hacía décadas.
Sonó el teléfono y Nick levantó el auricular, esperando encontrarse con la voz profunda de Miley al otro lado de la línea.
—Nicholas Jonas —contestó.
—Vaya, así que era verdad —tronó la voz de Joe a través del auricular mientras Nick se recostaba en el sillón—. Había oído el desagradable rumor de que habías vuelto a la ciudad.
—Las malas noticias corren muy rápido.
—Especialmente en esta familia.
Desde luego, pensó Nick. Los Jonas siempre habían estado muy unidos, pero desde la muerte de Kate, Nick había sentido cómo se reforzaban los vínculos entre primos y hermanos, como si de la tristeza compartida por la muerte de su abuela hubiera nacido una nueva camaradería.
—Me llamó Kevin para decirme que habías ido hasta Jackson en el avión de la compañía, así que imaginé que aparecerías por aquí antes o después.
—Y ya he tenido tiempo de ver el animal que has heredado.
Joe soltó una carcajada.
—El Fuego de los Jonas.
—El Loco de los Jonas, lo llamaría yo.
—Te lo quitaré de las manos en cuanto puedan meterlo en un remolque. Sé que Miley ha estado trabajando con él.
—Eso parece.
Miley ¿Por qué no podría dejar de pensar en ella?
—Supongo que ya sabes que Rocky está pensando en venir a vivir aquí.
—¿Rocky? ¿Te refieres a Rachel?
—Exacto, tu prima y la mía.
Nick no había vuelto a ver a Rachel desde el día de la lectura del testamento de Kate. Normalmente atrevida y de rápida sonrisa, aquel día estaba tan afectada como el resto de la familia. Unas ojeras oscuras rodeaban sus ojos castaños. Parecía muy perdida en aquella ocasión, pero, en realidad, toda la familia lo estaba.
—Me he encontrado con Miley cuando estaba intentando domarlo. Ese semental parece un auténtico diablo.
—Lo es —rió Joe.
Nick miró hacia la ventana. Los últimos rayos del sol acariciaban la tierra.
— Miley tiene una hija —comentó.
—Sí.
—Dice que el padre está fuera de escena. No sabía que había estado casada.
—Y no lo ha estado.
—¿Entonces quién es el padre?
—No lo sé, nunca se lo he preguntado. No es asunto mío —contestó Joe. Sin decirlo explícitamente, estaba insinuando que tampoco era suyo.
—¿No lo sabe nadie?
—Bueno, supongo que Miley lo sabrá, y también Bess, su madre. Algunos rumores intentaron señalar a Tadd Richter. ¿Te acuerdas de él?
—Sí. En realidad nunca lo conocí, pero tenía entendido que era el matón de la zona.
—Siempre iba rodeado de gente, montaba una moto enorme y no paraba de beber y de buscarse problemas con la ley. Sus padres se separaron y él terminó en la cárcel, o en un centro de menores cerca de Casper. En cualquier caso, Miley tuvo alguna relación con él justo antes de que se fuera de la ciudad y, bueno, al poco tiempo resultó que estaba embarazada. Pero nada de esto es asunto tuyo. Ella ha guardado silencio durante todos estos años y supongo que tendrá sus razones para hacerlo. En cualquier caso, solo llamaba para darte la bienvenida a Wyoming.


El Millonario- Capitulo 3


—Parece que le gustan las damas —comentó Miley.
—Un error.
Miley fulminó a Nick con la mirada.
—¿Lo dices por experiencia? 
Nick apretó ligeramente la barbilla.
—Mira, Miley. Sé que...
—Olvídalo —lo interrumpió rápidamente—. Esas historias pertenecen al pasado. No hablemos de eso ahora.
Pero iba a tener que hacerlo y lo sabía. No podía ignorar el pesado. Y, estando Nick en Wyoming, estaba más que obligada a decirle la verdad. Su conciencia era más dolorosa que una tortícolis. Sí, sabía que no le quedaba más remedio que confiar en él. Pero todavía no.
—De momento, ocupémonos del caballo —abandonó la cerca para meterse de nuevo en el corral y Nick la siguió.
Miley se acercó a Joker hablándole con dulzura, pero él reaccionó como lo hacía siempre: corriendo hacia el otro extremo del corral. Miley, al borde de un ataque de nervios, se acercó de nuevo al caballo y, para su sorpresa, cuando arrojó las riendas sobre él, Joker se rindió y permitió que lo llevara de vuelta a los establos.
Para su consternación, Nick no se separó en ningún momento de su lado. Como si estuviera fascinado por el control que ejercía sobre el  animal, la siguió a los establos y observó atentamente aquel viejo edificio que, gracias a su abuela, en aquel momento era suyo.
—¿Vives en la casa de tus padres? —le preguntó a Miley, sin dejar de mirar con curiosidad a su alrededor.
El sol se filtraba por las ventanas del establo y las motas de polvo danzaban sobre sus rayos.
—Sí.
—¿Sola?
—Con mi hija —respondió Miley, mientras cerraba la puerta del pesebre de Joker.
—No sabía que estuvieras casada.
—No lo estoy.
—Oh.
Probablemente creía que estaba divorciada y, al menos de momento, Miley decidió que era preferible dejar que Nick pensara lo que quisiera. Podía llegar a cualquier conclusión que su fértil imaginación conjurara.
Miley estaba acostumbrada a las especulaciones. Ser madre soltera en un pueblo pequeño siempre servía para alimentar toda clase de rumores. Durante años, la gente había hecho todo tipo de suposiciones sobre ella. Suposiciones que Miley jamás se había molestado en corregir.
—Mi madre se fue a vivir al pueblo cuando mi padre murió, pero Valerie y yo...
—¿Valerie es tu hija?
Miley asintió, temiendo estar delatándose.
—Nosotras preferimos quedarnos aquí. Yo crecí en el campo y pensé que también ella debería hacerlo.
—¿Y su padre qué piensa?
Un rugido, similar al del viento atravesando las montañas en medio de la tormenta, atronó su cerebro, provocándole un intenso dolor de cabeza.
—El padre de Valerie... —repitió—. Digamos que él... está fuera de escena —llamándose a sí misma cobarde, agarró un cepillo para cepillar a Joker.
—Debe ser muy duro.
«Si tú supieras», pensó Miley, pero se limitó a contestar:
—Nos las arreglamos perfectamente —y continuó trabajando, sintiendo cómo un sudor frío empapaba su espalda.
Tenía que decírselo. Tenía que decírselo cuanto antes. No volvería a tener nunca una oportunidad como aquella. Por al amor de Dios, Nick tenía a derecho a saber que tenía una hija, a saber que era el padre de Valerie.
—No pretendía insinuar...
—No te preocupes por eso —lo interrumpió y se colocó al otro lado de Joker, levantando una nube de polvo de los cuartos traseros del animal.
Trabajaba con fervor, con la mente corriéndole a toda velocidad y la boca tan seca como el mismísimo desierto.
—Si no tienes cuidado, vas a quitarle las manchas blancas.
Miley fue entonces consciente de la fuerza con la que lo estaba cepillando. Incluso Joker, que jamás se distraía cuando estaba comiendo, había vuelto el cuello para mirarla.
—Lo siento —musitó Miley, y se guardó el cepillo en el bolsillo.
Nick la estaba poniendo nerviosa y el tema de la falta de padre de Valerie siempre era delicado. Aquel día, en medio de la oscuridad y el calor del establo, al lado del hombre que la había dejado embarazada y después la había abandonado, Miley se sentía atrapada. Se volvió hacia la puerta del pesebre e intentó ignorar la forma en la que Nick estaba sentado; como si tuviera diez años menos, se había colocado sobre el último tablón de la puerta, clavando sobre Miley una mirada penetrante y llena de oscuras promesas. Pero aquello era una locura, se dijo Miley. Aquellos sentimientos habían desaparecido, se habían secado como lo habría hecho el arroyo Stiller si hubiera padecido una sequía de diez años.
—Miley —Nick se inclinó hacia delante y la agarró del brazo.
Miley reaccionó como si la hubiera quemado. Apartó el brazo, corrió hacia la puerta del establo y la empujó. Un rayo de sol penetró en el oscuro interior, seguido de una ráfaga de aire seco y caliente. Miley continuó corriendo, oyendo tras ella el sonido de los pasos de Nick. Sus botas nuevas crujían sobre la grava del aparcamiento, pero no se volvió. No quería arriesgarse a mirarlo a los ojos. No quería arriesgarse a que adivinara lo que estaba sintiendo, las emociones que nacían en su interior con solo mirarlo. Maldita fuera, ¿qué demonios le pasaba?
—He estado haciendo el trabajo que antes hacía mi padre desde que se fue Red Spencer... Él vino aquí siete años antes de que mi padre se retirara y, cuando mi padre ya no fue capaz de seguir trabajando, se ocupó de todo... pero se marchó hace un par de meses. Se fue a Gold Spur, creo que para estar más cerca de su hijo y su nuera. Kate me pidió que cuidara el rancho y yo acepté hacerlo, pero ahora que has vuelto, ya no vas a necesitarme...
—¡Miley! —en aquella ocasión, consiguió agarrarla de la muñeca con fuerza y la hizo girar a tal velocidad que Miley apenas podía respirar—. Estás divagando, y, por lo que yo recuerdo, eso no es algo muy propio de ti.
—Tú ya no me conoces —replicó, espoleada por un enfado de diez años de antigüedad que acababa de resucitar con todas sus fuerzas—. No sabes absolutamente nada de mí porque así decidiste que fueran las cosas.
—Por el amor de...
Miley apartó la mano con furia.
—Todas las cuentas están en el estudio —señaló hacia la casa y continuó caminando hacia su camioneta—. Creo que tienes que cambiarle el embrague al tractor, hay un comprador de San Antonio interesado en la mayor parte de tu ganado. Tengo además una lista de gente que quiere a Joker como semental. La cosecha de heno de este año ha sido muy prematura y...
—Y tú huyes porque estás asustada.
—¿Qué? —giró para enfrentarse a él, con los brazos en jarras y la furia corriendo por sus venas.
—He dicho que...
—Ya he oído lo que has dicho, pero la verdad es que no me lo podía creer. ¡Por que tú... —dijo, entrecerrando los ojos con furia mientras lo señalaba con un dedo—, eres la última persona con derecho a acusar a nadie de huir!
Alzó los brazos y miró hacia el cielo.
—Eres increíble, Nick. Increíble —giró sobre los talones, se montó en la camioneta y arrancó violentamente, dejando a Nick, a sus relucientes vaqueros y a su camisa de diseño cubiertos de polvo.

martes, 22 de enero de 2013

A Light In The Darkness- Capitulo 2


Había decidido irme de la casa de Demi, Liam y William, no quería ser un estorbo en esa pequeña familia por lo cual había rentado un departamento cerca de la casa de mi padre, si con el tiempo los dos nos habíamos empezado a llevar muy bien y pude ver a mis hermanos cada vez que ellos tenían vacaciones y los llevaban a Londres a visitarme, había sido un poco raro irme sin mis hermanos, pensé que me iban a odiar o algo parecido pero no paso nada de eso, hablabamos seguido por telefono y mi papá les había comprado una computadora por lo que también los podía ver por Web Cam entonces no fue tan difícil la estadía en Londres.

Aún así seguía extrañando a mis hermanos, una razón más que me había hecho volver. Los pude ver a lo largo de toda la semana gracias a las vacaciones de verano, a veces se quedaban a dormir conmigo en el departamento y hablaba ahora con unos adolecentes de casi 16 años.

También había visto a Abigail y Joe, ellos dos seguían juntos, se habían casado hace dos años y seguían siendo amigos de Nick, sobre todo Joe, ellos dos seguían siendo como hermanos, uña y mugre, así había sido siempre. Joe me contaba que Nick no ha salido con ninguna mujer desde que me fui, no sabía si creerle ya que digo... es Nicholas Jonas, es guapo, millonario, conduce autos de lujo, tiene mansiones en todas partes del mundo y es un imán de mujeres, era casi imposible creerse eso de que Nick no salia con nadie desde que me fui.

A Nick tampoco lo había visto desde ese día en su oficina que paso... bueno eso. No lo quería ver a pesar de que el me llamaba constantemente para poder hablar en un lugar más privado, lo que se traducía a "quiero hablar contigo para después tener sexo contigo en un lugar más privado de preferencia mi cama y no en mi escritorio" o al menos para mi eso decía.

Camine hacía el cáfe que estaba cerca de mi casa, pedí lo mismo de siempre y me fui a sentar a una de las mesas mas alejadas mientras leía una revista de modas en la cual salía ropa de mi colección, me sentía orgullosa cada vez que veía mi firma en alguna revista famosa. Mientras ojeaba la revista alguien se puso frente a mi, solo pude ver su traje y aspirar su aroma para saber que era Nick, solo el podía acelerar mis hormonas de esa manera con su sola presencia.

Miley: ¿Que quieres?
Nick: Hablar.
Miley: ¿Acabaremos en la mesa semi desnudos?
Nick: No a menos que quieras ir presa por exibicionismo.
Miley: *Suspira y deja de leer la revista* Esta bien, toma asiento.
Nick: *Se sienta* primero quiero pedirte perdón por lo que paso en mi oficina hace unas semanas, creo que me impresiono demaciado verte de nuevo tanto que...
Miley: Casi me violas...
Nick: Hey no, tu sabes que no sería violación tu también querías...
Miley: No importa eso... continua.
Nick: He estrado tratando de comunicarme contigo pero no me contestas las llamadas, en serio tengo cosas importantes que hablar contigo y quisiera que fuera en un lugar más privado.
Miley: ¿Aquí no es lo suficientemente privado como para hablar?
Nick: Si pero...
Miley: Nick, no quiero darte una oportunidad para que me lleves a cualquier pared, escritorio, sillón o cama y simplemente hacerme el amor... no volveré contigo.
Nick: ¿Por que no me quieres dar una oportunidad?
Miley: ¿Te la mereces?
Nick: Si, todos merecemos una segunda oportunidad.
Miley: Me deberías de haber pedido una oportunidad hace cuatro años, no ahora. Ya perdiste tu oportunidad.
Nick: Te pedí otra oportunidad y lo único que tu hiciste fue huir.
Miley: No te quería ver por un tiempo, me lastimaste y no te merecías nada más, podrías haberme buscado y eso me diria que en serio era importante para ti pero no hiciste nada, te quedaste sentado al mando de tu empresa haciendote de millones y mas millones sin que te importara si estaba bien o no, no fuiste por mi.
Nick: ¿Eso es lo que querías? ¿Que te siguiera sabiendo que te ibas a negar a dejarme hablar? Yo no sabía que carajo querías Miley, no soy un adivino para saber que lo único que tu querías era un perrito faldero que te siguiera por todos lados dejando que me pisotearas, yo se que no me darías una oportunidad, nada de lo que yo hiciera sería suficiente para ti.
Miley: Si nada es suficiente para mi, si en serio soy la mala del cuento dejame en paz y dame el maldito divorcio que es lo único que me interesa y si tal vez solo quería que hicieras eso y no te daría una oportunidad pero al menos así me demostrarías que alguna vez me quisiste de verdad.
Nick: Te quise y te quiero pero tu no aceptas nada, tu palabra es la única con valor y lo que yo te digo, las palabras que te dijo que se las lleve el viento.
Miley: *Se levanta con los ojos llenos de lagrimas* Solo dame el maldito divorcio y ya podras ser feliz tu sin mi y yo sin ti.

Gran parte de las cosas que me decía Nick me hacían pensar en que tenia razón, posiblemente le estaba pidiendo algo cuando era posible que nunca le diera una oportunidad ni aún que me rogara y se arrastrara por el piso, no estaba siendo justa pero el tampoco lo había sido cuando hizo todo lo posible por enamorarme, hacer que cayera redonda a sus pies y solo por unas acciones en una empresa, tal vez yo era injusta pero el un patán.

Salí de la cafetería a paso rápido intentado de cualquier forma que las lagrimas no salieran de mis ojos, no quería llorar en publico, caminaba entre la gente tratando de llegar lo más rapido posible a mi departamento, pero una mano me detuvo antes de poder seguir avanzando.

Nick: Tenemos que hablar, por favor.
Miley: Ya todo esta dicho, déjame en paz.
Nick: Por favor Miley, nunca me dejaste hablar, por favor.
Miley: Tienes una ultima oportunidad y no tendrás otra. Vamos a mi departamento, queda cerca.

Lo dejaría hablar, que explicara lo que sea que me quiere explicar, lo escucharía y después todo seguiría su curso como siempre, como si nada hubiese pasado (que propia yo djhfjdk).

Llegamos a mi departamento para tener una conversación civilizada y privada, pero las cosas no siempre salen como una se lo espera.

Media hora después de que Nick y yo nos sentamos en el sofá a hablar yo estaba debajo de el sintiendo sus besos por todo mi cuello mientras gemía su nombre y clavaba mis uñas en su espalda desnuda, hacíamos el amor como hacía cinco años atrás cuando no podíamos tener las manos alejadas el uno del otro, esos tiempos en los que la luna de miel fue lleno de besos, caricias y sexo todo el día, en cualquier lugar y a todas horas.

Sabía que eso no era bueno, que no tenía que caer de nuevo con Nick pero no podía detenerlo, sus besos me hacían sentir en el cielo y sus caricias eran como estar en las nubes.

Nick: Te amo.
Miley: No lo digas por favor.
Nick: ¿Por que no? Nunca deje de amarte, desde aquel día que fuimos a la playa me enamore de ti.
Miley: Callate por favor, no sigas, no quiero recordar nada de eso.
Nick: Entonces...
Miley: No hables, besame y hazme el amor de nuevo, por favor.

Nick me tomo en brazos y me llevo a la habitación, me dejo en la cama y se puso sobre mi a repartir besos por todo mi cuello.

Me hizo el amor una vez más hasta que ambos quedamos dormidos en la cama abrazados, como si el tiempo no hubiera pasado, como cuando me fui a vivir con el y hacíamos el amor todas las noches. Pero habían pasado cinco años, el me había engañado y se suponía que ya no tendría que pasar nada entre nosotros.

Cuando desperté no había nadie en mi cama, estaba sola, estuve a punto de suspirar de alivio pensando que solo había sido un sueño erótico o algo parecido, pero no lo era, había una nota en la almohada que estaba a mi lado en la que Nick me explicaba que se tuvo que ir ya que su mamá lo había llamado, en parte me gustaba la idea de que no estuviera ya que yo despertara, quería lamentarme mi estupidez en privado.

Me levante de la cama aún desnuda y camine hacía el baño, necesitaba un baño después de lo que había pasado esa tarde. Hacía cinco años que no tenía relaciones con nadie, mi matrimonio era un espanta hombres ademas que yo me sentía como una mujer infiel con la simple idea de compartir mi cama con alguien que no fuera Nick. Varías veces intente salir con alguien y llegar a algo más que a unas citas, besos y uno que otro toqueteo "accidental" por parte de ellos, cuando llegaban a eso yo salia corriendo como un animalito espantado, ademas de todo me daba asco la idea de compartir mi cama con alguien a quien no amara y a Nick lo seguía amando a pesar de los años separados.

Salí del baño y me cambie con algo sencillo para estar en casa, no tenia ganas de salir ni a terminarme el café de la mañana, simplemente leer, ver televisión y encargar comida a domicilio.

Pero mis planes cambiaron cuando sonó el timbre de mi departamento, salí a ver de quien se trataba y no había nadie, solo una caja de regalo en el piso.
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HOLA BITCHES (? hahaha bueno... ammm siento que este capitulo esta mega corto D: pero bueno... se aguantan he hecho capitulos más cortos :B en realidad no tengo muchas ganas ni inspiración para escribir :/ ahorita ando con unos colicos de la fregada y estoy intentado distraerme aquí en la compu solo por eso me puse a escribir por eso esta medio... feo (? el capitulo :/ el anterior me gusto me encanto porque lo escribi super rapido pero en este tarde una semana ._. si demaciado... en mi defenza he estado ocupada, he salido a comprar ropa *-* y he tenido colicos por lo cual... espero que entiendan :'| 

Por otra parte NICK Y MILEY LO HICIERON :O DOS VECES :O :O si lo se, amenme (? hahahaha y un regalo wuuuu ¿que sera? Si saben que es se callan -.- (sientan la indirecta Jeny o Dani [No recuerdo a quien le conte LOL]) bueno espero que les guste a pesar de que yo lo odie pero bueno.... besos las quiero y comenten mucho mucho mucho mucho para que la inspiración suba mucho mucho mucho mucho y pueda escribirles mucho mucho mucho mucho... okya es mucho mucho (?

PS: No sufro de alguna discapacidad mental es solo que mis pastillas de los colicos son muy fuertes y me ponen pues.... así....


COMENTEN Bye :* 

martes, 15 de enero de 2013

El Millonario- Capitulo 2


¡Seis meses! ¿Nick iba a ser su vecino durante medio año? A Miley le temblaron ligeramente las rodillas.

—Pero en realidad no piensas quedarte ¿no? —le dijo, sintiendo cómo el pánico crecía en sus entrañas.
—No creo que me quede otra opción.

Durante años, Miley había vivido con la esperanza de volver a verlo para poder decirle lo canalla que era. Pero no quería que las cosas sucedieran así, tan inesperadamente, cuando no estaba preparada para enfrentarse a él.

—¿Entonces pasarás aquí la Navidad? —le preguntó, sintiéndose como si acabaran de noquearla.
—Ese es el plan.

Nick tenía un aspecto tan insolente, tan condenadamente citadino con aquellos vaqueros planchados, las botas relucientes y el gorro sin una mota de polvo... No había lugar para él en el rancho.

Oh, Dios, ¿qué podía hacer? Intentando recuperar la compostura y pensar con claridad, estalló:

—Pero, pero... ¿qué ha pasado con Joe?

Joe era el único de los nietos de Kate Jonas que podía tener algún interés en el rancho. En realidad Joe McClure no era un pariente biológico, sino el hermanastro de Nick. Pero a Kate nunca había parecido importarle.

—Joe ha heredado un caballo —Nick desvió la mirada hacia el semental, que lo estaba observando a su vez y tuvo además la osadía de relincharle—. El Fuego de los Jonas.
—Es Joker.
—¿Qué?

Miley inclinó la cabeza hacia el semental.

—Es ese. Lo han llamado así desde que era un potro. Siempre ha estado metiéndose en problemas, y como tiene esas manchas tan raras —señaló las llamativas manchas que cubrían el rostro del animal—parece sentarle bien.
—¿Y tú cómo lo llamas?
—Pues hoy, por ejemplo, lo he llamado demonio, para empezar. Los otros nombres no puedo repetirlos delante de nadie —resopló para apartar un mechón de pelo que cubría su rostro y rió, con aquella risa rica y profunda como el primer trueno de una tormenta de primavera.

¿Por qué no habría envejecido Nick peor? ¿Por qué tendría que continuar siendo guapo y delgado? ¿Y por qué habría desaparecido de su rostro todo rastro de infantilismo? ¿Dónde estaba la curva de su barriga? ¿O sus canas? ¿O la redondez de líneas de un hombre rico que no necesitaba mover un dedo para ganarse la vida? Por el contrario, Nick disfrutaba de un físico atlético, fibroso, de caderas y cintura estrecha y hombros anchos. De hecho, el paso del tiempo parecía haberlo favorecido de una forma extraordinaria.

—No conocí a ningún caballo al que no fueras capaz de domar.
—Joker podría ser el primero —contestó Miley, aunque su mente estaba muy lejos de aquella conversación—. Creo que este caballo va a acabar conmigo.
—Lo dudo, Miley. Por lo que yo recuerdo, siempre te han encantado los desafíos.
—Es curioso. Yo no recuerdo nada parecido. 

Al oírla, desapareció de los ojos de Nick toda sombra de risa.

—¿Ah, no? ¿Entonces qué era lo que te gustaba? 

Oh, Dios. Miley sintió que se le desgarraba el corazón.

—No creo que quieras saberlo.
—Prueba a decírmelo.
—Ya lo hice. Y no funcionó.

Nick apretó los labios y su rostro se tornó duro como el granito.

—¿Sabes, Miley? No tendríamos que empezar de este modo.
—No sé por qué no.

«Oh, Nick, si tú supieras...». Los sentimientos la desgarraban de tal manera que apenas podía respirar. La vida era injusta. ¿Por qué Nick Jonas, el único hombre sobre la tierra al que se había prometido despreciar, tenía que ser tan condenadamente atractivo? Seguramente iba con frecuencia al gimnasio y se dedicaba a levantar pesas mientras se recreaba mirando a sus compañeras de gimnasio. Nick siempre había atraído a las mujeres... Ella incluida, se recordó sombría.

Se sacudió el polvo de las manos y trepó hasta el último tablón de la cerca.

—Bueno, pues ya que estás aquí, creo que puedo irme a casa. Había quedado en encargarme del rancho hasta que Kate contratara a un nuevo capataz. Después ella...—no podía decir aquella palabra. No podía creer que Kate Jonas, aquella mujer intrépida y llena de vida, hubiera muerto.
—¿Cómo está tu padre? —le preguntó Nick.
—Murió hace cinco años.
—Oh, lo siento —Nick levantó las manos—. No lo sabía.

Miley sacudió la cabeza.

—No me sorprende. No estás muy enterado de lo que ha pasado en Clear Springs, ¿verdad? —aunque sabía que estaba siendo cruel, no pudo evitar preguntar—: ¿Por qué diablos te habrá dejado Kate este rancho cuando has estado evitándolo durante años?

Nick apretó la mandíbula, cerró los puños y la taladró con la mirada, como si lo ofendiera que 
hubiera sido tan directa. Miley se encogió de hombros y desvió la mirada.

—No lo sé —admitió Nick.

Miley lo creyó. Lo miró con los ojos entrecerrados mientras él se quitaba el sombrero, mostrando su pelo castaño, con algunos mechones rubios, aclarados por el sol.

—¿Sabes? Tu abuela me gustaba mucho —dijo Miley, pensando en aquella mujer de fuerte personalidad que dirigía una empresa de cosméticos con mano de hierro, pero era conocida en Clear Springs por su pastel de ruibarbo.

Kate había sido una mujer independiente, con muchos talentos, que quería a su familia con locura y había querido dejar su impronta en el mundo, no solo a través de su negocio, sino también en sus hijos y en sus nietos.

—Me cuesta creer que no voy a volver a verla nunca.
—A mí también —dijo Nick con un suspiro. Frunció el ceño, como si hablar de la muerte de Kate le resultara demasiado doloroso. Se aclaró la garganta y miró hacia el semental.
—¿Y qué estás intentando hacer con ese caballo?
—Estaba intentando, y por tu culpa he fracasado, enseñarlo a dejarse guiar. Es el caballo más caro que tenemos y algunos de los rancheros de la zona quieren alquilarlo como semental. El problema es que es muy cabezota y que, al igual que muchos hombres que conozco, no le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Odia que lo controlen, se niega a montarse en los remolques y, en general, es insoportable —añadió sonriente. Miley admiraba a Joker por su carácter independiente.

Como si la hubiera oído, el caballo alzó la cabeza y dejó escapar un relincho mientras una yegua, una potra de patas largas y flacuchas, se acercaba a apacentar a su zona.

—Parece que le gustan las damas —comentó Miley.
—Un error.

Miley fulminó a Nick con la mirada.

—¿Lo dices por experiencia? 

Nick apretó ligeramente la barbilla.
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Bueno esto es todo por hoy les subi una introducción que es una parte de un periodico... y después el prólogo y dos capitulos :) espero que les guste y comenten :D besos.

El Millonario- Capitulo 1


No había cambiado nada.

Aquella idea golpeó a Nick Jonas en las entrañas, despertando recuerdos durante mucho tiempo olvidados. Levantó el pie del freno de su vieja camioneta. El mugriento parabrisas estaba plagado de insectos y el interior, bajo el implacable sol de Wyoming, era un auténtico horno.

Miley Cyrus. La adolescente a la que había dejado muchos años atrás, se había convertido en una mujer. Diablos, ¿quién habría pensado que iba a ser la primera persona con la que se iba a encontrar en Wyoming? Así que su suerte no había cambiado.

—Maldita sea, Kate —gruñó para sí, como si su batalladora abuela, la mujer que había conseguido hacerlo volver a aquel rancho, pudiera oírlo, a pesar de que estaba muerta.

Al pensar en ello le temblaron las rodillas.

Las desgastadas ruedas de la camioneta giraron y se detuvieron bruscamente.

—Que el cielo me ayude.

En uno de esos fogonazos de la memoria, vio a Miley tal como la había tenido mucho tiempo atrás, tumbada sobre un campo de flores silvestres, con la melena dorada enmarcando su rostro. Salvo en los rincones más íntimos de su cuerpo, tenía la piel bronceada. Y él había besado cada centímetro, amándola con el salvaje abandono de la juventud, sin mirar en ningún momento hacia el futuro.

No había vuelto a verla desde hacía diez años. Aun así, sus entrañas se tensaban al pensar en ella y la temperatura se elevaba de tal manera que podría levantar la pintura de la camioneta y agostar la hierba que crepitaba bajo las ruedas mientras él aparcaba.

Miley no miró en su dirección. Estaba concentrada en el caballo de aspecto testarudo que estaba al otro extremo de la soga que sostenía con firmeza entre las manos. Ni siquiera parecía haberse dado cuenta de que había llegado. El caballo y Miley permanecían mirándose a los ojos, como en un duelo, con todos los músculos en tensión.

Miley no iba a retroceder ni un solo centímetro. Tan testaruda como siempre, decidió Nick.

—Ya me has oído, miserable y carísimo pedazo de carne de caballo —gruñó, sin apenas mover los labios—.Vas a... —se interrumpió bruscamente y perdió toda concentración al ver la sombra de Nick extendiéndose hasta el inicio de sus botas. Miró en su dirección, gimió y aflojó la tensión de la soga—. ¿Nick?

Al advertir su ventaja, el caballo giró la cabeza y consiguió arrancarle las riendas de la mano. Con un relincho triunfal, se levantó sobre sus patas traseras.

—Eh, espera... —pero el caballo ya se había alejado hasta el final del corral.
—Magnífico. Sencillamente magnífico. Ahora mira lo que me has hecho hacer.
—Yo no tengo la culpa de que hayas perdido el control del caballo —así que Miley continuaba teniendo una lengua tan afilada como siempre. En realidad, ya se lo imaginaba.
—Claro que sí —colocándose en contra del sol, lo miró—.Así que el nieto pródigo ha vuelto. ¿Qué te ha pasado? ¿Has perdido el Ferrari en una partida de póquer? ¿O te has confundido de camino cuando te dirigías hacia Europa?
—Algo así.
—¿Sabes, Nick? Eres la última persona a la que esperaba volver a ver en mi vida —tenía sus marcados pómulos sonrojados por el calor y las gotas de sudor rodaban por su nariz.
—Supongo que no te has enterado.
—¿Que no me he enterado de qué? 

Nick sintió una ligera satisfacción al saber que era él el que iba a darle la noticia.

—Lo creas o no, yo soy el único propietario de este lugar.
—¿Tú? —lo miró a los ojos, como si pensara que estaba mintiendo para obtener alguna ventaja—. ¿Que tú eres el propietario del rancho Jonas? ¿Solo tú? ¿Y nadie más?
¿Había una nota de desaprobación en su voz?
—De todo el rancho, sí, ¿no lo sabías?

Miley palideció.

—Yo... sabía que alguno de los hijos o los nietos de Kate probablemente terminaría heredando el rancho, pero... jamás pensé... Oh, por el amor de Dios, ¿por qué tú?
—Yo tampoco lo entiendo.
—Ahora eres un hombre de ciudad, ¿verdad? —levantó ligeramente la barbilla, como si estuviera desafiándolo—. Hacía años que no ponías un pie en este lugar.
—Aproximadamente diez.

La vio desviar la mirada, como si ella tampoco quisiera pensar en el último verano que habían compartido. Parecía haber pasado toda una vida desde entonces, aunque todavía se le aceleraba ligeramente el pulso al verla. Pero eso tendría que cambiar.

—Entonces, ¿a qué has venido? ¿Piensas quedarte a vivir? —le preguntó, frunciendo el ceño como si le resultara imposible creerlo.
—Durante una temporada. Digamos que mi parte de la herencia tenía una sorpresa.
—¿Una sorpresa?
—Kate me dejó el rancho y todo lo que hay en él, bueno, casi todo, con la condición de que viva durante seis meses aquí antes de venderlo.

El Millonario- Prólogo


Clear Springs, Wyoming. Junio

¡Rrrrriiing!

El timbre sonó, anunciando el final de la jornada para los alumnos de la escuela elemental de Clear Springs, Wyoming. En cuestión de minutos, las risas, las conversaciones y las mochilas cargadas de libros comenzaron a extenderse por el enorme edificio de ladrillo. Dos banderas, una de los Estados Unidos y otra del Estado de Wyoming, ondeaban a la entrada del colegio. Los autobuses amarillos esperaban en el aparcamiento, arrojando un humo azulado por los tubos de escape.

Desde una camioneta aparcada en la acera de enfrente, un forastero observaba ansioso por la ventanilla. Tenía la mirada fija en la caravana de camionetas y coches que ocupaban el asfalto, mientras los padres esperaban para recoger a sus preciadas cargas.

—Vamos, vamos —musitó.

Seguramente podría echar un vistazo a la niña que buscaba, aquella en cuyos frágiles hombros descansaban las esperanzas de su socia.

¿Pero qué ocurriría si ya no iba a esa escuela? ¿O si su madre y ella se habían trasladado a otro lugar? Cerró los dedos con fuerza sobre el volante. Maldita fuera. Hacía un calor terrible, a pesar de que había aparcado a la sombra de un roble.

Abrió la ventanilla unos centímetros y una bocanada de aire caliente y polvoriento se filtró por la ventanilla. Un perro ladró, crispándole los nervios, pero continuó esperando. Había prometido ver personalmente a esa niña.

De pronto, salió del colegio una criatura rubia de larga melena y sonrisa radiante. Sus largas piernas y los dientes, un poco grandes para su rostro, la convertían en una de esas niñas que florecían con la edad; era una niña bonita cuyo rostro anunciaba una rara belleza. Valerie Anne Cyrus, la única hija de Miley Cyrus, madre soltera.

Disfrutó de un instante de alivio mientras observaba a Valerie y al resto de los alumnos de cuarto grado reunirse con los otros niños que subían ya en los autobuses o buscaban en el aparcamiento a sus padres.

Valerie, vestida con unos vaqueros y una camiseta, charlaba con otra niña más bajita que ella. Tenía el pelo rizado y el rostro bronceado y cubierto de pecas. Entrecerraba unos ojos redondos y azules, mientras buscaba la camioneta de su madre. Al verla, se despidió con la mano de un par de amigas y corrió hacia ella.

Trepó a la cabina y comenzó a hablar emocionada con su madre. Al fin y al cabo, aquel era el último día de colegio. Había muchas cosas que contar, y muchos planes que hacer para el verano, supuso él. Poco sabía ella que sus planes estaban a punto de cambiar, de acuerdo con las previsiones de su socia.

Miley escuchaba a su hija mientras seguía a los coches y camionetas que abandonaban el aparcamiento.

Cuando pasaron delante de la furgoneta, el forastero volvió la cabeza para que no pudieran reconocerlo. Estaba arriesgándose mucho al acercarse al colegio a plena luz del día. Siempre había alguna posibilidad de que alguien se fijara en un hombre que no pertenecía a la pequeña comunidad que vivía en la base de las montañas Tetón. Pero era necesario correr aquel riesgo para que funcionara la primera parte del plan.

Y, pasara lo que pasara, aquel plan iba a funcionar. Muchas vidas dependían de ello. Vidas importantes, además. Las vidas de la familia Jonas.

El Millonario- Introducción


ECOS DE SOCIEDAD 
Por Liz Jones


¡Los rumores son ciertos! La multimillonaria Kate Jonas, presidenta de Jonas Cosmetics, ha muerto en un trágico accidente de avión. Fuentes de toda confianza me han informado de que Selena, la hija de Kate, sospecha que se trata de un crimen y ha contratado a un detective privado para que se encargue de investigarlo.
Los amigos más cercanos dicen que la familia estaba destrozada el día de la lectura del testamento. Al parecer, además de sus considerables bienes, ha dejado a sus familiares motivos más que suficientes para que no la olviden. Su nieto Nick, el soltero más codiciado de la ciudad, ha heredado su rancho de Wyoming. ¡Así que todas a montar a caballo, solteras! Para tratar a este tipo vais a tener que convertiros en unas auténticas vaqueras. Porque Nick tiene la obligación de quedarse en el rancho durante seis meses, ¡sí, seis meses!, para poder heredarlo. Me intriga y asombra esta condición. Pero como todo el mundo sabe, Kate siempre se guardaba algún as en la manga.
¿Qué impacto tendrá la muerte de Kate en el enorme imperio de los Jonas? Y si alguien está intentando deshacerse de los Jonas? 

lunes, 14 de enero de 2013

A Light In The Darkness- Capitulo 1


Tantos recuerdos, tantos buenos y malos momentos llegaban a mi mente en esos momentos. El lugar en el que crecí, en el que me enamore, en lugar en el que me case y fui feliz por un tiempo antes de que la tormenta llegara. Ese lugar me traía recuerdos que había tratado de olvidar en los últimos cinco años. Pero más que nada era momento de enfrentar los fantasmas del pasado, empezar de nuevo y dejar de huir de ese hombre que aún aparecía en mis sueños y rondaba por mi mente, era hora de enfrentar a Nick, era hora de ser libre de una vez por todas.

Camine con paso firme por el largo pasillo lleno de personas ocupadas pasando de un cubiculo a otro trabajando, miradas de hombres y mujeres se posaban en mi, en la ropa de una nueva colección que aún no salia a la venta, en mi cabello corto y lacio que apenas y llegaba un poco más abajo de los hombros. Nada de la antigua Miley quedaba en mi, nada de la ingenua chica de veinte que bajaba la mirada cuando alguien la miraba fijamente, la que se apartaba cuando alguien pasaba, ahora yo hacía que se apartaran con mi sola presencia.

Una chica de unos veinte años estaba sentada en un escritorio un poco alejado de los demás junto a la puerta del jefe de la compañía. La chica me miraba y trataba de tener una mirada de indiferencia mientras me recorría con la mirada de pies a cabeza, de no ser porque estaba nerviosa a pesar de no mostrarlo, me habría reído de la forma en la que me miraba con desprecio, nadie ahí sabía quien era yo, pero aún así me miraban insistentemente.

Al llegar con la chica sentada en el escritorio me quite los lentes de sol que cubrían mis azules ojos, prefería ver a una persona a los ojos para demandar más con la mirada, era algo que había aprendido con el tiempo.

Miley: Buenas tardes, quiero hablar con el señor Jonas.
Secretaria: El señor Jonas me pidió que nadie lo molestara, sera mejor que vuelva más al rato.
Miley: Nick me va a atender le guste o no y prefiero que le avise de mi llegada y se prepare mentalmente por cinco segundos, de otra manera entrare a su oficina aún que usted no le avise.
Secretaria: Mire señorita....
Miley: Jonas, Miley Jonas.

La cara de la secretaria en shock, era del dominio publico que Nick y yo no teníamos comunicación en varios años y eso posiblemente ella lo sabía, más de una mirada estaba en nosotros y podía sentir la tensión en el lugar, todos se habían quedado callados después de haber dicho mi nombre. Seguía utilizando ese nombre incluso mi linea de ropa estaba bajo la firma de "Miley Jonas" por algunos problemas legales que había tenido al intentar ponerlo con mi propio apellido, pero el apellido Jonas me gustaba, no sabía porque pero me gustaba.

La puerta que estaba frente al escritorio se abrio de repente, me voltee y me encontre con Nick con la mirada sobre unos papeles, por lo cual aún no me había visto. Pero cuando levanto la vista de los papeles para darle unas ordenes a su secretaria me vio y pude ver como sus ojos se abrían más de lo normal, parecía que había visto un fantasma, y posiblemente para el eso era yo.

Nick: Miley... ¿Que haces aquí?
Miley: Tengo unos asuntos que tengo que hablar contigo en privado.
Nick: Si claro yo... estaba de salida pero dame unos segundos. *mira a la secretaria* cancelas las citas que tengo para hoy en la tarde y la reunión que tengo en una hora.

Nick volvio a posar su vista en mi y me indico que entrara a su oficina, no sin antes decirle a sus empleados que no había nada que ver aquí y que se volvieran a su trabajo. Mientras me hacía entrar a la oficina puso una mano en mi cintura para dirigirme cosa que me hizo sentir un escalofrio correr por todo mi cuerpo.

Había pensado que todas las cosas que Nick me hacía sentir habían quedado en el pasado, pero mi traicionero cuerpo aún se extremecia con su tacto y el calor de mi cuerpo aumentaba con sentirlo a travez de la ropa. ¿Que se sentiría si el me tocara la piel directamente? ¿Que se sentiría volver a hacer el amor con el?

Tenia que sacar todas esas cosas de mi cabeza, hacía casi cinco años desde la ultima vez que había estado con el y con cualquier otro hombre. Siempre cuando la relación que mantenía con un hombre llegaba a algo más de unos besos tenia que ponerle un alto, a pesar de todo seguía siendo una mujer casada hasta que me divorciara, cosa que aún no lograba gracias a Nick y su afán por no darme el divorcio, no se que le veía a seguir casados aún que nunca nos veíamos ni manteníamos algún tipo de contacto más que por medio de abogados.

Me aleje de su mano sutilmente para que no se diera cuenta de la reacción que tenia mi cuerpo a su contacto y me senté en una silla que estaba frente a su escritorio. Volverlo a ver nos estaba afectando a los dos, podía verlo en sus ojos, el también estaba nevioso, el sabía para que había ido.

Miley: Creo que ya sabes para que vine ¿cierto?
Nick: Si, para hablar del tema del divorcio.
Miley: Exacto y como sabras...
Nick: Como tu sabras... no te lo voy a dar.
Miley: No me puedes obligar a seguir casada contigo, han pasado cinco años...
Nick: En los cuales no pasaste ni un día en mi compañía. Tienes que pasar un año conmigo o minimo seis meses para antes de firmar los papeles y ver si aún lo nuestro tiene solución.
Miley: Mi abogado no dijo nada de eso y...
Nick: Tu abogado es un incompetente. Ademas el sin darse cuenta firmo unos papeles en los que yo retiraba la demanda de divorcio hace dos años.
Miley: ¿Que?
Nick: Si, pedi retirar la demanda de divorcio de tu parte y el la acepto, desde hace dos años no hay un divorcio en proceso.
Miley: Pero yo...

Nick había retirado todo acerca del divorcio, tendria que esperar cinco años de nuevo para poder divorciarme, no tenía idea de que demonios quería Nick de mi, pero si quería verme destrozada lo estaba logrando. No quería estar ni un minuto más casada con el, estaba enojada y ver como el se reclinaba en su silla con una sonrisa en su rostro.

Tenia dos opciones, irme a vivir con el de nuevo y ya que estuviera claro que no queríamos seguir juntos y que no había posibilidad de reconciliación podría obtener el divorcio más rápido que esperar otros cinco años, aún que tendría que pensar en que hacer antes de arrancarle la cabeza y que me acusen de homicidio.

Miley: ¿Por que quieres tenerme atada a un matrimonio que se acabo hace cinco años? ¿Por que?
Nick: Eres mi esposa y no dejare que te separes de mi, o eres mía o no eres de nadie.
Miley: Demasiado tarde, ahora hay alguien más en mi vida.

Sabía que no era bueno mentir pero estaba desesperada, Nick me quería tener atada a el solo para que nadie más estuviera conmigo, era patetico, estúpido y otras diez cosas más que me da pereza mencionar. No dejaría que Nick jugara conmigo, me acababa de dar una buena razón para hacerlo enfurecer. Solo quería que yo fuera de su propiedad, pero yo nunca sería propiedad de nadie.

Vi a Nick levantarse furioso de su silla, nunca en mi vida recordaba haberlo visto tan enojado, me daba miedo la forma en la que apretaba las manos y como sus ojos parecían dos llamas ardiendo de rabia, tal vez no había sido una buena idea mentirle a Nick con eso. Veía como todo pasaba rapidamente frente a mis ojos, el me levantaba por los hombros y me tomaba con fuerza de los brazos obligandome a verlo a los ojos.

Nick: ¿Has estado con otro hombre?
Miley: Nick tranquilo yo...
Nick: CONTESTAME ¿HAS ESTADO CON OTRO HOMBRE? 
Miley: SI, HE ESTADO CON VARIOS DESDE QUE ME FUI DE AQUÍ, ME ACOSTE CON LA MITAD DE LA POBLACIÓN MASCULINA DE LONDRES Y ESO ES ALGO QUE A TI NO TE INTERESA.
Nick: Nombres... quiero nombres... Dios si encuentro a uno de los que te puso un dedo encima... si lo encuentro...
Miley: ¿Si lo encuentras que?
Nick: Lo mato con mis propias manos, tu eres mía Miley Jonas, solo mía y ten por seguro que nadie más te va a volver a tocar sin recibir su castigo. 
Miley: Nick estas completamente loco...
Nick: No me interesa lo que pienses Miley pero que no se te salga de la cabeza lo que te he dicho, eres mía.

Los labios de Nick presionaban contra los míos con fuerza, lejos de un beso suave y tierno era un beso posesivo y duro, no me gustaba la manera en la que me hacía sentir ser usada por el, pero aún lo amaba, a pesar de todo lo que me había hecho lo seguía amando y mi cuerpo reaccionaba al tenerlo cerca. Mis labios se negaban a abandonar los suyos a pesar de ser el beso más brusco de mi vida.

Sus labios se habían adueñado de los míos posesivos y furiosos para dejar de serlo y convertirse en un beso lento, suave y lleno de promesas antiguas que mi cuerpo aún reconocía. Mis brazos rodeaban su cuello y sus brazos mi cintura pegandome lo más posible a su cuerpo mostrandome aquella parte de su cuerpo que notaba signos de exitacion. 

Mis piernas rodearon su cintura y el me depositaba en el escritorio tirando al suelo algunas cosas sin importarle nada, su saco estaba en el suelo y sus rizos estaban despeinados mientras el pasaba sus manos por mis piernas dejando un rastro de fuego por ellas mientras subía cada vez más mi falda, la blusa de botones ya dejaba a la vista mi sujetador y los besos de Nick no paraban ni un solo segundo besando mis pechos por ensima del sujetador para subir de nuevo a mis labios y besarlos una y otra vez. Con esfuerzo pude escuchar como algo se hacía pedazos, algo se había caído del escritorio, segundos después la puerta se abrió rápidamente. 

Nick rápidamente se separo de mi y pude ver a la secretaria de Nick en la puerta con la cara roja y la boca abierta, estaba en shock pero al darse cuenta que podría perder su trabajo cerro la puerta nuevamente y yo aproveche esa interrupción para darme cuenta lo que estaba a punto de hacer. Un solo beso y casi terminaba haciendo el amor con Nick en la mesa de su escritorio, nada más romántico que eso.

Me acomode la ropa y salí de la oficina de Nick sin dejarlo que dijera una palabra más, ambos seguiamos en estado de shock como para decir algo en esos momentos, cosa que agradecia profundamente, me sentía incapaz de hablar sin llorar después de lo que había pasado.

Casi había sido suya de nuevo, estuve a punto de caer de nuevo en sus brazos, de hacer el amor con el en el escritorio de su oficina con unos cien trabajadores fuera esperando cualquier movimiento que hicieramos algunos de los dos para ver a los esposos que nunca se veían en "acción", bueno, la secretaría lo había hecho y seguramente todos se enteraron al verme salir completamente desarreglada de la oficina de Nick, por suerte la opinión de las personas había dejando de interesarme hacía varios años atrás. 

Miley: Demi ya llegue.
Demi: Genial, William te esta esperando para que lo lleves a ver el mar.
Miley: ¿Ya esta listo?
Demi: Casi, Liam lo esta terminando de cambiar.
Miley: Oh, esta bien *se sienta en el sillón*.
Demi: Oh Dios casi lo olvido ¿como te fue con Nick?
Miley: Mal. Retiro la demanda de divorcio hace dos años y el idiota de mi abogado lo permitió sin apenas darse cuenta, tengo que volver a hacerla o pasar de seis meses a un año con el para ver si lo nuestro tiene arreglo, en pocas palabras tengo que seguir esperando para poder ser libre.
Demi: Pero eso no es lo único que te tiene mal ¿cierto?
Miley: Que bien me conoces *se le llenan los ojos de lagrimas* estuve a punto de hacer el amor con Nick en el escritorio de su oficina.
Demi: ¿Que?
Miley: Si, como lo oyes. Me dijo que yo era solamente de el y que nunca sería de nadie más, yo le dije que era demaciado tarde y el se enojo me dijo que quien me había tocado y le dije que me había acostado con la mitad de la población masculina de Londres, el se enojo y dijo que si encontraba a alguno de los que me puso un dedo encima los iba a matar, después me beso y no me pude resistir. Lo sigo amando.
Demi: ¿Y porque no le das una oportunidad? Si se puso así es por los celos, aún te quiere y la verdad es que tu tenías una vida de monja, salias con algunos chicos pero nunca pasaba de algún beso porque no querías ser infiel en toda la extensión de la palabra.
Miley: No puedo Demi, el me engaño y me lastimo, no dejare que lo vuelva a hacer, quiero hacer mi vida con otra persona que me sea sincera y con el que pueda confiar de nuevo.
Liam: *Bajando las escaleras* Hola Miley, Will esta listo para un paseo con su tía.
Will: ¿Me llevaras a comer un helado tía Miley?
Miley: Claro que si, un helado doble, vamos.

El hijo de Liam y Demi era el niño más adorable que había conocido, era inteligente y risueño, nunca soltaba una cámara que yo le había regalado hace un par de meses, le encantaba tomar fotos a todo, tal vez era un regalo un poco inadecuado para un niño pero dicen que a veces las grandes pasiones empiezan a temprana edad, tal vez el sería fotógrafo.

Cuando llegamos a la playa William corrió por toda la arena hasta llegar a un puesto de helados, le compre uno y caminamos por toda la playa jugando hasta llegar a un lugar en el cual habían unas grandes rocas, yo me senté en una de las rocas mirando hacia el inmenso mar que se extendía frente a mis ojos mientras que William jugaba en la arena.

No podía dejar de pensar en lo que había pasado esa misma tarde con Nick, como había estado a punto de caer de nuevo, de tropezar con la misma piedra. Escuche un sonido a mi lado y voltee justo en el momento en el que William sacaba la segunda foto. Ese niño algún día seria un artista, no pude evitar sonreír cuando el me pidió que lo dejara tomar más fotos, me levante y pose para el y que pudiera tomarme fotos, ese niño podía subirme el animo en cuestión de segundos, amaba a mi sobrino, pero a veces me deprimía pensar en que si las cosas no hubieran salido mal con Nick en esos momentos ambos podriamos estar disfrutando de un hermoso bebe con los rizos de su padre.

Will: Eres muy bonita tía ¿puedo ser tu novio?
Miley: *Sonrie* mmm tal vez, si tu madre no se enoja.
Will: Mmm no creo que le guste pero no importa, tu vas a ser mi novia *abrazandola*
Miley: Te quiero mucho pulga.
Will: Yo a ti segunda mami.
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Jksdjfhjbnakmljfhj no se ustedes pero yo ame el capitulo hahahaha en serio lo ame. Pense que no iba a subir en lo que quedaba de mi vida (? nah tampoco tanto pero en serio pense que el bloqueo no se iba y de repente BUM llego y BUM se fue y a las horas POW volvio :'D bueno... espero que les guste y tenga muchos comentarios o si no Aby se enoja... y no quieren ver a Aby molesta.... *haciendo voz de niña de pelicula de terror* 

En serio comenten... niñaaaaaaaaaaaaaas este capitulo así todo hermoso y sexy como yo *hahahahahahaha xD* se los dedico a........ mi gato :'D okya a *sacando la lista* Male, Dani, Jeny, Annie, mi gatita sexy (tu ya sabes quien eres Meow), Cammy, Jaz, Anonimo 1, 2 y 3, a todas las que siguen el blog, a mis 670 seguidores de Twitter... a los Mayas... ah okya bye las quiero besos :*