miércoles, 22 de agosto de 2012

La Ley Del Lobo- Capitulo 2


Liam jaló de la soga y Miley comenzó a caminar lenta y pesadamente detrás del caballo. Dios, cómo le dolían los músculos. Nunca había sentido tanto cansancio en los huesos en su vida.

Y, nunca, ni en sus peores pesadillas se había imaginado que podía ser secuestrada y apartada de su familia, para ser vendida como una esclava del placer. No era para nada bonita. Su vida había sido relativamente aburrida, había vivido en un pueblo diminuto, en una pequeña casa modesta, y había cuidado de sus hermanas menores. Su padre realizaba pequeños trabajos en el pueblo, mientras ella cuidaba a las cuatro niñas, siempre que él no estuviera borracho o apostando en las mesas de litho de la taberna.

Un bramido feroz se escuchó desde el costado del camino.

Miley sintió que el corazón se le iba a la garganta.

“¿Qué diablos?”. Justin hizo girar su caballo. Sacó una daga del cinturón.
“¡Lobo!”. Liam gritó justo cuando un inmenso objeto negro pasó al lado de Miley y se dirigió directamente hacia Justin.

El terror de Miley fue inmediato y absoluto. ¡Oh, Dios, un lobo no!

Mientras el lobo atacaba a los hombres, ella forcejeó para soltar la soga de alrededor del cuello de todas las formas posibles. Liam la había ajustado demasiado y el lazo era muy pequeño para que le pasara por la cabeza. Tiró de la soga con todas sus fuerzas para que Liam la soltara.

Mientras Miley forcejeaba de la soga, la yegua de Justin dio un chillido agudo. El lobo gruño y le clavó los incisivos muy profundamente en la ijada. La yegua retrocedió y chilló nuevamente.
Mientras tanto, Justin lanzó la daga contra el lobo. Con un movimiento ágil, la bestia soltó al caballo y esquivó la cuchilla. Miley vio los ojos grises furiosos del lobo, la ira en ellos era tan intensa que le congeló la columna.

El caballo de Justin salió corriendo hacia el bosque, sangrando en la ijada. El hombre detrás de ella casi se cae. Tiró de las riendas del caballo y le gritó para que se detuviera. La yegua se escabulló rápidamente entre los árboles y Miley sólo pudo oír el martilleo agonizante de las patas.

El caballo de Liam nunca había dejado de aullar por el temor, mientras intentaba alejarse del lobo. EL caballo arrastró a Miley. Ella se cayó hacia adelante, con el vestido enredado entre las piernas. Se golpeó violentamente la cara contra la tierra sólida. Y sintió que la cabeza le echaba chispas. Se agarró con firmeza de la soga e intentó respirar.

El hombre gritó, “¡Lobo de mierda!”.

Miley se puso de rodillas al mismo tiempo que el hombre levantó el brazo, listo para lanzarle la daga a la inmensa amenaza negra.

El lobo lo embistió, con los colmillos blancos en contraste con la cara negra. En lugar de clavarle los incisivos al caballo o al hombre, enganchó la soga de Miley con la boca. Con un chasquido fuerte de la mandíbula, partió la soga en dos sin problemas.

Este vez, ella se tropezó hacia atrás. Aterrizó con fuerza sobre las caderas y el dolor circuló por todo su cuerpo.

El rostro de Liam mostraba una mezcla de furia y temor, mientras lanzaba la daga.
Miley apenas vio la cuchilla dando vueltas en el aire antes de ponerse de pie y huir hacia el bosque. Todavía no podía quitarse la soga por sobre la cabeza, así que tomó la punta y la sostuvo mientras corría.

Le salía sangre de las orejas y los pies descalzos golpeaban contra el suelo. Las rocas y las ramas se le metían en las plantas de los pies y los arbustos le arrancaron el vestido rasgado sobre uno de los senos, hasta dejarlo hecho trizas. Atrás, escuchó los gritos de Liam, las quejas del caballo y los gruñidos del lobo.

No quería morirse de la misma manera que su madre. Con la garganta tan destrozada y desgarrada que su padre no dejó que ninguna de sus hijas la viera antes de quemar el cuerpo.

Detrás de Miley, todo se volvió calmo. No se escucharon sonidos en dirección a la ruta y el terror se acrecentó.

Miley se detuvo abruptamente. Sólo escuchó el murmullo del viento entre las ramas por sobre ella. Ni un pájaro, ni una ardilla. Y nada, absolutamente nada de la refriega que había dejado atrás.

El aullido de un lobo cortó el silencio y otro escalofrío de temor le recorrió todo el cuerpo.

Ella tragó saliva, con fuerza. Le temblaba el cuerpo. ¿Qué debía hacer? Un árbol. Puedo trepar a un árbol. Los lobos no pueden treparse a los árboles, ¿no?

El árbol frente a ella tenía ramas muy altas; el siguiente era muy alto y débil para sostener su peso. Cada vez más desesperada, se dio vuelta y se chocó contra algo duro.
Un hombre.

Ella retrocedió. Unas manos grandes la agarraron de los hombros antes de que comenzara a caerse.
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Holaaaaaa otro capi :) espero que les este gustando y comenten mucho mucho mucho :D o no subo en un mes... okno yo se que estan ocupadas en la escuela. Besos.

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