La Ley Del Lobo- Epílogo

Nick entró al pueblo oscuro con pasos silenciosos y llegó a la casa donde Miley había vivido. Había sentido las voces de los hombres mucho antes de llegar al pueblo, y había convencido a su esposa de caminar detrás de él. El vestido emitía suaves sonidos al rozar con la tierra, mientras lo seguía.

Cuando Nick llegó a las sombras afuera de la casa, los ojos se centraron en un hombre inmenso, vestido en forma desaliñada, que bramaba, “Sal de ahí”, a dos de los hombres frente a él. Nick reconoció a los bastardos de Liam y Justin.

Justin cerró los puños. “La perra huyó y no la podemos encontrar por ningún lado. Apuesto a que está ahí, encerrada con el resto de tus hijas perras”.

El hombre de mayor tamaño seguramente era el padre de Miley. 

Se levantó los pantalones frente al hombre gordo. “Les vendí a la perra en buena ley. Si se fue es su problema, no mío”.

A Nick se le erizó el pelo del lomo y sintió como Miley jadeaba detrás de él.

“¿Me vendiste?”. Antes de que pudiera pararla, ella salió de la sombra para pararse frente al enorme hombre, ignorando a Liam y Justin. “¿Mi propio padre me vendió?”.

“¡Agarra a la perra!”. Justin gritó.

La rabia se apoderó de Nick, a quien se le enturbió la vista de un tono rojo. Salió de la oscuridad y le clavó las pezuñas a una de las muñecas de Justin. El hombre gritaba mientras le aplastaba los huesos y le arrancaba la carne. El lobo le mordió toda la muñeca y le sacó la mano completa.

“¡Mi mano!”. Justin gritó nuevamente mientras la sangre chorreaba en el suelo. “¡El lobo maldito me arrancó la mano!”.

Pero la atención de Nick se había dirigido a Liam que había sacado su daga.

“¡Nick!”. Miley gritó a medida que la daga giraba en el aire directo hacia el lobo.

Él la esquivó con facilidad y arremetió contra el bastardo. Tiró a Liam al piso, que cayó de espalda. El que la había llamado fea a Miley.

El hombre dio un alarido e intentó luchar contra el lobo. Con una mordida de la poderosa mandíbula, Nick le arrancó un trozo de mejilla al hombre y la escupió, y, después, le rompió la punta de la nariz al bastardo.

Liam se puso de pie y corrió Continuó gritando, mientras se sujetaba la cara con la mano y la sangre le chorreaba por todos lados.

Nick sintió un movimiento en los pensamientos oscuros de Justin, mientras sostenía su mano mutilada contra el pecho. El lobo giro para eludir otro ataque con la daga.

Miley tenía un trozo de leño en la mano y se encontraba detrás de Justin. Antes de que el bastardo pudiera arremeter contra Nick con el cuchillo, ella lanzó el tronco hacia atrás de la cabeza de Justin. Y se cayó como una roca.

La respiración de Miley se transformó en jadeos violentos y enojados. Sabía que Nick estaba bien, por lo que dirigió su atención hacia su padre, que había estado mirando la matanza paralizado.

A Nick se le erizaron los pelos del lomo y un gruñido feroz salió de la garganta.

“Saca a ese lobo de aquí”. El padre retrocedió hacia la puerta del refugio. “Sabes lo que uno de esos bastardos le hizo a tu madre”.

El cambio ya había comenzado dentro de Miley, por lo que captó una parte de los pensamientos de su padre.

“Eres un bastardo”. Aún con el tronco de madera, Miley caminó lentamente hacia su padre. “Mi madre no se murió por la mordida de una lobo. La vendiste, como lo hiciste conmigo”.

El rostro de su padre palideció. “Como te dije, está muerta”. 

“Sí”. Miley luchó para contener las lágrimas. “La mataron cuando intentaba volver hacia nosotros”. Se secó los ojos con una mano y dijo, “Dejarás a mis hermanas y nunca, jamás, volverás”.

El hombre que ella creía su padre se adelantó un paso. “Escúchame, pequeña perra. Haré lo que me plazca con ellas”.

Nick gruñó, los colmillos le brillaron a la luz de la luna, se le erizaron los pelos del lomo y un ruido amenazante salió de adentro suyo. Acechó lentamente al padre de Miley, quien tropezó en el apuro por escapar y se cayó.

“Lo dije en serio”. Miley avanzó un paso hacia él. “No tomarás nada de esta casa. Nunca más nos verás, ni a mis hermanas ni a mí. Si no te vas ahora, dejaré que Nick te destroce como lo hizo con esos dos”.

Cuando el padre lo dudó, Nick se apresuró hacia él. El hombre se puso de pie tan rápido como pudo, con la grasa que se le sacudía por arriba del cinturón. Tropezó y se cayó un par de veces, pero pronto estaba completamente fuera de la vista de ellos.

Miley se agachó al lado de su lobo y lo abrazó con fuerza.

Podía ver en su mente cómo cuidarían y protegerían a sus hermanas y cómo, si su padre se atrevía a regresar, aprendería la verdadera manera de actuar de los lobos, cómo la manada protege lo que le pertenece.

Y este lobo era de ella. Sólo de ella. Siempre lo sería.

FIN