miércoles, 13 de junio de 2012

Anhelo Secreto- Capitulo 16


Miley hizo una mueca.


-Me merecía esa respuesta, ¿verdad? -Él la abrazó cariñosamente.
-No seas tonta, me encanta como eres. -Aquel comentario la dejó taciturna y confusa.
-Te has quedado muy callada -le dijo Nick preocupado.
-Estaba pensando.
-Pensar puede ser muy malo para la salud.
-¿Qué me recomiendas entonces?
-Hablar es mejor. Y, a veces, también beber, si las dos cosas se hacen con mesura.
-Lo que quieres es que te cuente mis secretos.
-¿Los tienes?
-Todos los tenemos.
-Mi vida es un libro abierto.
-¡Ya! Un hombre como tú debe de tener muchos secretos.
-No, yo no. Lo que ves es lo que hay. Si crees que mi imagen es falsa o prefabricada, te equivocas. No me afeito todos los días porque me irrita la piel. Uso la ropa que me resulta cómoda y que no se macha fácilmente. Soy tal y como me ves, Miley. Y me gusta quién soy. ¿Puedes tú decir lo mismo? Ya estamos aquí. El Hibiscus.


EL HIBISCUS se merecía la fama que tenía. Incluso las mesas interiores contaban con una espectacular vista de la piscina, gracias a los muros de cristal de las tres caras del restaurante.


Los condujeron a una mesa estratégicamente situada en el exterior, lujosamente adornada y con mucho gusto.


En cuanto se sentaron, el joven camarero que los atendía le dio a Nick la carta de vinos. Era pequeña pero muy selecta y Nick pidió un excelente champán para comenzar, mientras Miley estudiaba silenciosamente el menú.


Pero, aun después de que el camarero se marchara, ella continuó con la cabeza baja y fingiéndose absorta en el menú.


Nick pensó que quizá no debía haber hecho aquel comentario sobre si podía ella asegurar que le gustaba ser quien era.


Pero lo que Miley no podía esperar era poder disparar libremente sin recibir ningún balazo a cambio.


A pesar de todo, no le gustaba verla así.


Pero ¿qué podía hacer?


-¿Encuentras algo que te tiente? -preguntó él en un tono jovial.
-La verdad es que no tengo hambre -respondió ella, sin levantar la vista.


Nick dejó el menú en la mesa.


-Escucha, lo siento. No era mi intención ofenderte.


Por fin lo miró.


-No te disculpes. Tienes toda la razón. No me gusta quién soy. Creo que nunca me ha gustado.
-No digas tonterías. ¿Qué puede no gustar de ti, excepto el moño que te hacías antes? Realmente lo odiaba, y no tenía nada que ver con tu verdadera personalidad.
-¿Mi verdadera personalidad? ¿Y cuál es mi verdadera personalidad? ¿La de una zorra caliente?
-¡No te atrevas a decir eso de ti misma! Eres una mujer sensual a la que le gusta el sexo. ¿Y qué? Eso no es algo de qué avergonzarse.
-Si tú lo dices -respondió ella con tristeza.
-Deberías estar realmente orgullosa de ti misma. Muchas mujeres se habrían dejado abatir después de lo que te ha ocurrido a ti. Tú no. Levantaste la barbilla, te cuadraste de hombros y seguiste tu camino. Puede que yo no esté de acuerdo con tu decisión de tener un bebé sola, pero admiro el valor que requiere.


Miley se quedó gratamente sorprendida tanto por sus halagos como por su aparente sinceridad. Le gustaba y no solo en la cama.


-¡Cielo Santo, Miley! No se te ocurra volver a rebajarte así. Para mí eres una de las mujeres más increíbles que he conocido, así que deja de autocompadecerte y decide qué vas a comer, o perderé la paciencia y me negaré a hacer de jeque de tu harén.


Ella se rio y el buen humor volvió a su mirada chispeante.


-Sabía que hacía bien pidiéndote que te vinieras conmigo. Eres tan...
-¿Razonable? -sugirió él. Miley sonrió.
-Yo más bien diría «refrescante».
-Vaya, nadie me había calificado así antes.
-Es un cumplido.
-Lo sé, no te preocupes. Ella lo miró fijamente.
-La verdad es que eres realmente encantador, Nick Jonas. Y me fascina esa camisa blanca y negra que llevas. ¿Me la prestarás alguna vez?
-Puedes tomar prestado lo que te plazca, pero yo no voy a poder pedirte algo tuyo a cambio. Sospecho que iba a tener un aspecto muy ridículo con tu ropa.


Estaban sonriéndose el uno al otro cuando llegó el camarero con el champán. Lo sirvió elegantemente y les preguntó si querían pedir ya. Nick así lo hizo e Miley siguió su ejemplo.


Se decidió por unos tallarines estilo tailandés y un pescado al horno.


-De postre, tarta de queso con cobertura de mango. Vamos a querer un vino distinto para cada plato. ¿Tienen medias botellas?
-No, pero pueden pedir copas de cualquiera de los vinos de la lista.
-¿De verdad? ¿Y qué ocurre con el resto de la botella si nadie más lo pide?
-Le aseguro que no se desperdicia -dijo el camarero y se marchó.
-Ya me lo imagino -dijo Nick para sí-. No me importaría ser una mosca de las que se quedan en la cocina después de cerrar.
-Todos los trabajos tienen sus ventajas -dijo Miley.
-¿Y cuáles eran las ventajas de trabajar en una firma de arquitectos? Miley frunció el ceño.
-¿Cómo sabes que trabajaba en una firma de arquitectos?
-Me enteré cuando llamé a Joe para decirle que se había cancelado tu boda. Me contó todo tipo de detalles sobre ti. El cree que eres un auténtico manjar y quería que le diera mi opinión.
-¿Y qué le dijiste?
-Fui discreto. Por supuesto no hablé de nuestro pequeño trato, ya que él parece conocer a tu familia.
-Gracias. Así que Nick Jonas es el alma de la discreción,
-Tengo algunas virtudes ocultas.
-Y otras no tan ocultas.
-Eres una chica mala. Pero, volviendo a lo que te preguntaba, ¿cuáles eran las ventajas de tu trabajo?
-Pocas, la verdad. ¿Que conseguía bolígrafos gratis? No cuento lo de conocer a Liam, puesto que no ha funcionado. Supongo que no tengo que preguntarte cuáles son las ventajas de tu trabajo. Las he visto en las paredes de tu casa.


Nick frunció el ceño.


-¿Qué quieres decir?
-Vamos, mi querido amante, esas fotos hablan por sí mismas.
-¿Piensas que me he acostado con todas esas mujeres?
-¿No lo has hecho? -Miley tomó la copa de champán y bebió lentamente.
-No con todas. Hubo al menos un par de ellas que se me resistieron -le dijo y ella soltó una carcajada y escupió parte del champán-. Eran lesbianas.
-¡Para ya! -se atragantó y recurrió rápidamente a la servilleta para secarse los labios.
-¿Te gustaría que te fotografiara así?- Miley lo miró.
-¿Desnuda?
-¡No, por favor! Ya has visto mis fotos. Nunca son desnudos completos. Puedes llevar pendientes, si quieres. Y esos zapatos... -dijo mirando picaramente sus sandalias-. ¡Sí! Definitivamente, esos zapatos.
-Me estás tomando el pelo.
-Por desgracia, no me he traído la cámara.- «Menos mal», pensó ella. Porque sin duda alguna le habría permitido que la fotografiara.
-Y bien -dijo, cambiando repentinamente de tema y levantando la copa de champán-. Dime: ¿porqué te opones a mis planes de tener un niño sola?


Él sonrió.


-Eso ha sido un cambio de tema. Inteligente por tu parte -la verdad era que pensar en fotografiarla sin nada más que unos pendientes estaba haciendo que los ajustados vaqueros que llevaba le resultaran incómodos.


Nick dio un par de sorbos a su champán mientras buscaba la respuesta más adecuada. Dudó ante la idea de decirle lo que realmente pensaba. Ella estaba decidida a que fuera inseminación artificial y, si le llevaba la contraria, acabarían discutiendo. Lo que necesitaba averiguar era las posibilidades de que se hubiera quedado embarazada.


-Me parece que es una decisión que has tomado por despecho. Todavía eres una mujer joven, Miley, y tienes mucho tiempo para encontrar un padre adecuado. Creo que deberías esperar y ver lo que sucede.
-Ya te he contado que he intentado encontrar a la persona adecuada tanto con el corazón como con la cabeza, y de las dos maneras me ha salido mal. Una mujer, en teoría, puede tener hijos hasta la menopausia. Pero las posibilidades de que sea un niño sano van disminuyendo. Yo creo que ya ha llegado el momento de ponerme en acción.


Nick tuvo que hacer un gran esfuerzo para no sonreír. Miley no lo sabía, pero tal vez la acción ya hubiera sido ejecutada aquella tarde.


-Ya -dijo él y miró a su copa-. Así que, si tu matrimonio con Liam hubiera tenido lugar, ¿pensabas haberte quedado embarazada de inmediato?
-Sí.
-¿En esta luna de miel?
-Sí. Lo tenía todo planeado, hasta la hora y el día.
-Es difícil calcular tu período de ovulación con tanta exactitud, ¿no?
-No cuando eres tan regular como yo y te has tomado la temperatura cada día durante tres meses.
-¿Y cuando es el día crítico?
-Mañana, jueves, a eso del mediodía. Todo me ocurre en jueves al mediodía, tanto la ovulación como el período. Pero este es un tema un poco deprimente. ¿Por qué no hablamos de ti?
-Bien -dijo Nick. Pero su cabeza estaba en otra cosa. El jueves... ¿Acaso los espermatozoides vivían tanto tiempo? Estaba casi seguro de que era posible, pero no las tenía todas consigo.


¡No las tenía todas consigo! ¿En qué pensaba? ¿Acaso se había vuelto loco? Debería haberse sentido aliviado. No quería ser padre. ¿O sí?


Miró a Miley y se dio cuenta de que sí quería. Al menos lo quería con ella.


Tomar conciencia de aquello lo dejó sin respiración.


Apartó la mirada y la dirigió hacia la piscina. Y miró, y miró, y miró. Y, de pronto... ¡No se podía creer lo que estaba viendo!


*Repito: CHAN CHAN CHAN CHAAAAAN*

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