martes, 12 de junio de 2012

Huracan De Deseo- Capitulo 17


-Nunca duermo con pijama.


La deseaba. En realidad, era más que deseo, era una fuerza que crecía dentro de él, que llevaba meses creciendo.


Y todo estaba funcionando a su favor. Había pensado seducirla y los eventos parecían estar favoreciendo ese intento de seducción. La exótica isla, el calor, el repentino huracán... Aquel bendito huracán que golpeaba las ventanas con fuerza. En una crisis, la gente suele buscar refugio en otra persona. ¿Qué había más natural que buscarse el uno al otro?


El hecho de que estuvieran compartiendo cama había sido providencial. Y, sobre todo, la estupenda excusa de no dejar aisladas a las dos ancianas.


Y Miley lo deseaba también. Sentía la atracción que había entre ellos como una corriente eléctrica, aunque ella quisiera negarlo.


El problema era que después de montar el escenario, ya no quería seducirla. Quería, que lo sedujera ella, quería que admitiese la atracción que había entre los dos.


Pero Miley se había apartado como si quemara.


Sería tan fácil acortar los escasos centímetros que los separaban... sería tan fácil tocarla. 


-¡Deberías haberte puesto algo! 
-Sí, es verdad.
-¿Y por qué no lo has hecho? 


Nick se apoyó en un codo. 


-Porque quiero hacerte el amor.
-¿Qué? -exclamó ella, sentándose sobre la cama.
-Tú sabes que me siento atraído por ti, Miley. No digas que no.
-¡Hemos venido a trabajar! ¡Y eres mi jefe! 
-Eso no nos detuvo hace ocho meses. 
-¡Eso fue diferente!
-Sí, es verdad. Y ahora quiero hacerte el amor sin estar borracho.


Después de decirlo, esperó un segundo para ver su reacción.


Al menos no había salido corriendo, pensó. Pero sabía que si se acercaba un centímetro más, seguramente lo haría. Aunque tuviese que dormir en el cuarto de baño.


-Lo siento, pero no puede ser. 
-¿Por qué no?
-Porque... ¡porque yo no soy tu tipo! Ya hemos hablado de eso antes, ¿recuerdas? No soy tu tipo y la única razón por la que pasó lo que pasó es que... no había nadie más a mano.
-Me parece que subestimas tu atractivo.


Miley lo miró, atónita.


-Además, yo tengo novio.


Pero no dejaba de pensar en lo que Nick había dicho. ¿La encontraba atractiva? Llevaba tanto tiempo enamorada de él que oírle decir eso la hacía sentir como una tonta.


Pero lo conocía demasiado bien. Podía sentirse atraído hacia ella porque estaban en circunstancias particulares, confinados en una isla golpeada por un huracán.


Pero, lo admitiese o no, ella no era su tipo como no lo era ocho meses antes, cuando hablaron en el despacho y, supuestamente, dejaron las cosas claras.


A Nick jonas no le gustaban las chicas bajitas, rubias y de pecho pequeño.


Además, había visto cómo trataba a las mujeres. Después de Nicole, ninguna le había durado más de una semana. Y ella no estaba hecha para un revolcón.


Por eso debía agarrarse al recuerdo de joe. Aunque él no fuera el hombre de su vida, este aparecería tarde o temprano.


-No es verdad, no tienes novio.
-¿Qué quieres decir?
-Que joe no te gusta. Olvidas que te he visto con él. Solo sois buenos amigos, aunque joe quiera algo más.
-Las relaciones duraderas suelen salir de una buena amistad.
-Te vas a caer de la cama si sigues escurriéndote hacia el borde. No te preocupes, Miley, no voy a tocarte... si no quieres.
-¡Claro que no quiero!
-¿Estás segura?
-¡Claro que lo estoy!


El silencio se alargó durante unos segundos. Por encima del ruido de la lluvia que golpeaba los cristales, Miley podía oír los latidos de su corazón. Y aunque no quería, podía descifrar entre las sombras el torso masculino... desnudo.


-Entonces, si te toco el brazo con un dedo, ¿no querrás que siga hacia arriba? -murmuró nick, pasando del dicho al hecho-. ¿No quieres que te acaricie el cuello?
-¡No pienso escucharte! -exclamó Miley, tapándose los oídos.
-Cobarde.
-No me gustan los revolcones de una noche.
-Pero nosotros ya hemos hecho eso -sonrió él-. Te has puesto un poco morena, ¿sabes? ¿Te bañarías desnuda en la playa conmigo? Me gustaría verte morena por todas partes.


Miley no contestó y Nick se atrevió a acariciar suavemente su boca con un dedo. Y entonces, con un gemido de rendición, ella tomó el dedo entre sus labios.


-¿Quieres que pare? ¿Quieres que me ponga una camiseta y unos calzoncillos y me comporte como un caballero?
-Quiero que...
-¿Qué? ¿Dormir en el sofá? ¿En el suelo? ¿O quieres que hagamos el amor como locos?
Miley cerró los ojos.
-¡Sí! Sí, sí, sí. Hazme el amor, nick. Quiero que...


Aquellas palabras eran como música celestial. Si le hubiera dicho que se vistiese, habría tenido que darse una ducha fría antes de poder volver a la cama.


Pero no había sido así.


Nick se incorporó un poco para besarla. Un beso tierno, largo...


-¿Recuerdas la última vez que hicimos el amor?
-La última... y la primera.
-Yo creo recordar que fue maravilloso, pero no puedo estar seguro. ¿A ti también te gustó?
-Mucho -susurró ella.


Nick la besaba suavemente en el cuello mientras levantaba la camiseta. Pero cuando vio sus pechos desnudos no pudo controlarse y se la quitó de un tirón. Excitado, sujetó sus manos para admirarla a placer.


Sus pechos eran pequeños, pero admirablemente proporcionados. Altos, blancos, con aureolas grandes... y con solo mirarlos sentía un escalofrío de deseo.


-No te quedes mirando.
-¿Y qué quieres que haga, maestra? 
-Tócame.
-¿Así?


Nick empezó a acariciar sus pechos con las dos manos, masajeándolos, pasando el pulgar por los endurecidos pezones.


-¿Y ahora qué?
-¡Ya sabes lo que quiero!
-Quiero que tú me des instrucciones. 
-¿Te excita? -sonrió Miley.
-Todo lo que haces me excita. Tienes unos pechos preciosos.
-Entonces, ¿por qué no...? -Miley se puso colorada.
-¿Quieres que te haga esto?


Nick empezó a besar sus pechos, a acariciarlos con la lengua, chupando ávidamente los pezones hasta que ella empezó a estremecerse de placer.


Miley enredó los dedos en su pelo y cuando miró hacia abajo vio la cabeza oscura del hombre moviéndose sobre su pecho, chupando un pezón mientras acariciaba el otro con la mano.


Era un bombardeo de sensaciones.


Sentía el loco deseo de tocarse ella misma, pero le daba vergüenza. Necesitaba que la tocase 
allí.


Estaba húmeda y él pareció darse cuenta porque empezó a deslizarse hacia abajo, sin dejar de besarla por todas partes, hasta llegar a las braguetas.


En lugar de quitárselas, abrió sus piernas y empezó a besarla por encima de la tela.


Era un gesto muy erótico y Miley cerró los ojos, levantando las caderas instintivamente.


Tenía las bragas húmedas cuando por fin se las quitó... y cuando sintió la lengua dentro de su húmeda cueva, tuvo que morderse los labios para no gritar.


Nick le puso las manos bajo las nalgas para controlar sus movimientos, tomándose su tiempo, torturándola.


-Ahora, cielo -murmuró, cuando Miley estaba a punto de llegar al orgasmo-. Es tu turno.


Ella obedeció. Era maravilloso hacer algo que solo había soñado hacer. Acarició cada centímetro del cuerpo masculino, experimentando una tremenda sensación de poder cada vez que lo hacía temblar.


Excitada por tantas sensaciones nuevas, chupaba sus oscuros pezones mientras restregaba su cuerpo provocativamente hasta que nick tuvo que apretar los dientes.


Hacer el amor fue una experiencia liberadora. La hacía sentirse como una mujer nueva, diferente.


Intentó colocarse sobre él, pero Nick la tumbó de espaldas.
-La próxima vez. Ahora necesito ser yo quien controle.


Cuando la penetró, cada músculo de su cuerpo pareció despertar a la vida. Se agarró a sus hombros mientras él la embestía una y otra vez, apretando los labios, jadeando.


Por fin se derramó en ella y solo entonces, cuando estaban uno en brazos del otro, Miley se dio cuenta de que no habían usado protección.


Quizá Nick pensaba que estaba tomando la píldora. O quizá no viajaba con una caja de preservativos. La cuestión era que lo habían hecho sin poner barreras, ambos perdidos en aquella salvaje y repentina pasión.


-En caso de que te lo preguntes, en este momento estamos seguros.
-No te entiendo.
-Que no estoy ovulando, así que no hay ningún problema.
-¿,Eso es una invitación? -sonrió Nick.
-¿Es mi imaginación o está dejando de llover?


Los dos se quedaron escuchando un momento.


-Creo que sí. Voy a echar un vistazo.


Nick saltó de la cama y cuando la luz de la luna iluminó su cuerpo desnudo, Miley se levantó para ir a su lado.


-Sí, está dejando de llover -murmuró él, pasándole un brazo por los hombros.
-Menos mal.

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