miércoles, 13 de junio de 2012

Anhelo Secreto- Capitulo 2


«Qué pena que se vaya a casar», pensó Nick. Porque, si había alguna rubia en el mundo que pudiera hacerle cambiar sus principios, la tenía delante.


¡Era exquisita! Miley Cyrus era un ejemplo de heroína de Hitchcock. Tenía una belleza clásica, con un rubio helador, unos pómulos de ensueño y unos ojos grandes y azules con largas pestañas, además de una figura perfecta. Aunque le habría gustado poder quitarle la chaqueta para asegurarse.


-¿Señorita Cyrus? -dijo él sonriendo cálidamente. Lo que había supuesto la perspectiva de un duro trabajo, de pronto se había convertido en la promesa de algo muy placentero. Lo que más le gustaba en el mundo era fotografiar a mujeres hermosas. Por supuesto, aún no sabía si era fotogénica, porque, extrañamente, algunas mujeres realmente hermosas en carne y hueso no daban bien ante la cámara.
-¿Es usted el señor Jonas? -preguntó ella, mirándolo de arriba abajo con un gesto desaprobatorio. Quizá no le gustaban los hombres sin afeitar.


Ella, por el contrario, era una perfeccionista. Su maquillaje era absolutamente correcto, su ropa inmaculada y la camisa que llevaba estaba tan blanca, que bien habría podido servir para un anuncio de detergente.


-Sí, soy yo, el único e irrepetible -respondió y amplió su sonrisa. La mayoría de las mujeres que había conocido en su vida acababan sucumbiendo a ella. A Nick le gustaba que sus modelos estuvieran totalmente relajadas, pues la tensión no daba buenos resultados, y así era como lo conseguía-. Por favor, llámeme, Nick.
-Nick -obedeció ella, pero pronunciando el nombre en un tono helador.


La señorita Cyrus no era una mujer que se dejara encandilar fácilmente. Quizá era lo mejor dadas las circunstancias. Era demasiado atractiva, con aquellos grandes ojos y aquella boca de pecado, provocativa y sensual. ¿Cómo reaccionaría él si se le ocurría sonreír?


«Será mejor que no lo haga. No sonría, señorita Cyrus, o vamos a tener problemas», le advirtió él en silencio.


-¿Te importa que te tutee?
-Si insistes.


¿Era realmente desprecio lo que veía en su mirada? No podía ser.


Por si acaso, Nick decidió replegar sus encantos y centrarse en el trabajo.


-Joe acaba de llamarme para contarme que ibas a venir -la informó él-. ¿Por qué no pasamos dentro y concretamos unas cuantas cosas?


Él la condujo al interior de la casa. Allí era donde él pactaba la mayoría de sus negocios. No tenía una oficina propiamente dicha, sino solo un salón decorado de modo sencillo. Las paredes estaban decoradas con sus fotos favoritas, todas de mujeres, en blanco y negro, con más o menos ropa.


-No veo fotos de bodas -dijo la novia secamente.
-Hace mucho que no trabajo en reportajes de boda. Pero tiempo atrás fui socio de Joe. Sé bien lo que hago.


Ella lo miró con dureza.


-Seguro que eres mucho más caro que él. Nick se sentó en un sofá azul oscuro, justo enfrente de ella.
-Normalmente lo soy, pero esta vez no. Este trabajo es un favor para Joe.


Ella continuó mirando las fotos.


-Supongo que también haces fotos en color.


Nick no solía enfadarse, pero aquella mujer estaba empezando a molestarlo de verdad. ¡Era un profesional, podía hacer el tipo de fotos que quisiera!


-Por supuesto -respondió en un tono calmado que no se correspondía con su estado de ánimo-. Hago muchas fotos para revistas de moda. La moda no sería tal sin color. Pero te puedo asegurar que tú saldrías fabulosa en blanco y negro. Creo que te gustarían los resultados.
-Señor Jonas -comenzó a decir fríamente.
-Llámame Nick, por favor -insistió él, decidido a marcar su territorio.


Nick se preguntó si el pobre novio sabía qué tipo de mujer se llevaba. ¡Era una princesa de hielo!


-La cuestión es, Nick, que no habría elegido un vestido burdeos para mi dama de honor de haber querido las fotos en blanco y negro.


Nick ignoró su sarcasmo.


-¿De qué color irá vestido el novio?
-De negro.
-¿Y usted?
-De blanco, por supuesto.
-Por supuesto -repitió él secamente, mirándola demasiado fijamente.


Ella se ruborizó y él se quedó muy sorprendido. No podía ser virgen, no con treinta años y aquel físico. A menos que tuviera problemas con el sexo.


Nick sintió pena por el novio. No parecía que su noche de bodas tuviera buenas perspectivas.


-Lo siento, pero no quiero mis fotos en blanco y negro -insistió ella-. Si no puedes acomodarte a mis deseos, tendré que buscarme otro fotógrafo.
-Te va a resultar imposible a estas alturas -dijo Nick con firmeza.


Ella pareció genuinamente frustrada y Nick sintió una repentina e inesperada compasión. Estaba siendo demasiado terco, aunque sabía que tenía razón.


-Miley, ¿tú le dirías a un pintor cómo pintar, o a un cirujano cómo operar? Yo soy un fotógrafo profesional, uno de los mejores, y sé lo que me hago. Sé lo que sale bien y lo que no, y te aseguro que en blanco y negro saldrías magnífica.


Nunca antes había tenido la oportunidad de fotografiar a una novia tan hermosa como aquella y no estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad de dar su punto de vista creativo. Con una cámara automática, cualquiera podría hacer unas fotos vulgares. Pero solo Nick Jonas era capaz de hacerle obras de arte en blanco y negro.


-Habrá en la fiesta muchos invitados con cámaras que os harán fotos en color -continuó él-. Mi trabajo consiste en proporcionarte unas fotos que no solo sean hermosas, sino eternas. Te garantizo que serán fotos que también podrás enseñarle a tus nietos con orgullo.
-Estás muy seguro de ti mismo, ¿no? -dijo ella.
-Sé cuáles son mis habilidades. ¿Qué me contestas?
-Creo que no tengo elección.
-No te decepcionaré. Confía en mí, Miley.


Por su gesto, Nick se dio cuenta de que Miley Cyrus no era alguien que confiara fácilmente en nadie.


-¿Querrías ver algunas de mis fotos en blanco y negro más convencionales? -le sugirió él y le dio un álbum-. Puede que así te convenzas. Las fotos que tengo en las paredes son un poco vanguardistas. Mientras tanto voy a preparar una taza de café. No hace mucho que me he levantado. Ayer me acosté bastante tarde. ¿Quieres algo?
-No, gracias. He desayunado hace poco.
-¿También te acostaste tarde?


Ella lo miró directamente a los ojos durante uno segundos. Luego volvió la vista al álbum. 


Comenzó a pasar las hojas a una velocidad tal que para Nick supuso un insulto.


De pronto, sintió unos deseos tremendos de deshacerle aquel moño tenso que llevaba, agitarla hasta que sus cabellos cayeran como una cascada sobre sus hombros, besarla y lograr templar aquella fría y heladora mirada. Quería ver cómo se ruborizaba, pero no de vergüenza, como momentos antes, sino de pasión.


Quería... quería... ¡la quería a ella, la deseaba!


Nick trató de contener aquel repentino impulso. Desear a aquella mujer era absurdo e insano.
En primera lugar, se iba a casar en cuestión de dos semanas. Segundo, era rubia. Tercero, a ella no le gustaba.


Lo mejor que podía hacer era ir a hacerse un café. Luego, regresaría, se centraría en las fotografías y se olvidaría de la mujer que suponía el mayor reto del siglo para él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario