martes, 12 de junio de 2012

Huracan De Deseo- Capitulo 4


Estaba confusa, pero no podía dejar de mirarlo a los ojos. Sin pensar, sin darse apenas cuenta, se quitó el jersey y quedó solo con el sujetador.


Los dos respiraban con dificultad mientras Nick bajaba las dos tiras de encaje. Dos pequeños senos lo apuntaban con los pezones endurecidos. Miley estaba evidentemente excitada y él solo deseaba tomar en su boca aquellos rosados pezones...


Entonces, ávido, inclinó la cabeza y se metió uno de ellos en la boca, chupando con ansiedad. 
Miley tomó su cabeza entre las manos sin decir nada, aceptando la caricia, pidiéndole más.


La erección de Nick era casi dolorosa y mientras seguía chupando los delicados pezones guió su mano hacia abajo, manteniéndola allí mientras intentaba bajarse la cremallera del pantalón.


Aquello no podía estar pasando. Nick Jonas besándola, acariciando sus pezones... era asombroso, irreal. Pero cuando su mano rodeó la erección masculina,


Miley sintió una ola de deseo indescriptible.


Se levantó entonces, pero solo para quitarse la falda y las braguitas con manos impacientes.
Necesitaba sentir el cuerpo de Nick sobre el suyo, pero él apretó sus nalgas soplando suavemente sobre el triángulo de vello entre sus muslos.


Miley echó la cabeza hacia atrás, abriendo las piernas mientras él exploraba sus regiones más íntimas, mientras acariciaba los pliegues de su feminidad, haciéndola temblar.


Ardiendo de deseo, sujetó su cabeza con manos temblorosas y movió las caderas para acercarse más. Cuando estaba a punto de explotar, Nick la colocó sobre él. Miley sintió la dura erección y la tela de los pantalones rozando sus muslos.


Había algo muy sensual en estar completamente desnuda mientras él llevaba todavía la camisa y los pantalones. Sintió entonces una increíble sensación de poder, algo desconocido que la obligó a desabrochar los botones de su camisa para disfrutar de aquel torso de pectorales y abdominales marcados.


El la miraba con un deseo abrasador, sujetando sus caderas para controlar el ritmo mientras 
clavaba la mirada en el bamboleo de sus pechos.


Si pudiera alargar aquel momento hasta la eternidad... pero no podía. Una pasión animal lo
recorría como una potente droga y cuando Miley empezó a moverse más rápido empezó a sentir que llegaba el orgasmo. No pudo controlarse más y se dejó ir, al mismo tiempo que ella, jadeando los dos, buscando aire.


Nick la tumbó sobre él, disfrutando de su calor, de la suavidad de su cuerpo.


Debía de estar mucho más frustrado de lo que creía, porque hacer el amor nunca le había parecido tan hermoso. Incluso entonces, exhausto, la sensación de los pechos aplastados contra su torso lo excitaba de nuevo.


Nick cerró los ojos. Tenía que dormir. Y podía hacerlo porque ya no sentía aquella rabia en su interior.


—No puedo creerlo... ¿cómo puede haber pasado esto?


El horror de la situación devolvió a Miley a la realidad como un jarro de agua fría. No
podía mirarlo a la cara. Mejor, pensó, al ver que tenía los ojos cerrados. Seguramente estaba buscando una forma de despedirla sin saltarse ninguna norma de la empresa.


Miley se volvió para vestirse, intentando encontrar una justificación para su comportamiento.


—Me doy cuenta de que esta es una situación difícil para ti
—murmuró, volviéndose cuando ya se había puesto la falda y el jersey. Pero al verlo en el
sofá, medio desnudo, la realidad de la situación la golpeó de nuevo—. Siento mucho lo que ha pasado... Por favor, no pienses que te culpo en absoluto. Me culpo a mí misma y lo entenderé perfectamente si quieres que deje mi puesto el lunes.


El no dijo nada y Miley se acercó al sofá.


—¿Nick?


Estaba dormido, profundamente dormido.


Se quedó parada un momento, atónita. Unos segundos después, suspirando, se puso el abrigo y salió del despacho.


Los dos habían actuado por impulso, sin pensar en las consecuencias. Aunque normalmente solía ser al revés. ¿No era el hombre quien solía aprovecharse de una mujer borracha?
Cuando despertara, ¿la vería como alguien que se había aprovechado de la situación?


Era un pensamiento horrible, insoportable.


Si seguía trabajando para él, le probaría que aquello solo fue un rapto de locura, que no
volvería a pasar. En un momento de dolor, de furia, la había usado como terapia y ella se había dejado usar.


Solo podría recuperar el respeto por sí misma asegurándose de que aquello no volvía a pasar.


Nunca.

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