miércoles, 13 de junio de 2012

Anhelo Secreto- Capitulo 9


Miley apartó de su mente sus provocativos pensamientos.


-¿Sí?
-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a buscar alguien para que se vaya de vacaciones contigo? Si no te van a devolver el dinero, me parece una tontería que lo pierdas.
-Ya veré qué hago, mamá -lo mejor sería que se lo pensara con un poco de calma. Además de todo lo acontecido, había bebido demasiado. Las vacaciones no empezaban hasta dentro de un par de semanas y no pensaba que Nick fuera a desaparecer en ese tiempo.


Si seguía pensando lo mismo el lunes, entonces...


Se estremeció ante la descabellada idea que estaba abrigando. Una cosa era haberse ido a la cama con un hombre como Liam con intención de casarse y otra muy distinta contemplar la posibilidad de una relación exclusivamente sexual con Nick Jonas.


Nick no pudo dormir bien aquella noche, cosa que jamás le ocurría. Normalmente empezaba a soñar nada más posar la cabeza en la almohada.


Pero en aquella ocasión no hizo sino dar vueltas de un lado a otro; incluso se levantó en una ocasión y se sirvió una copa.


Lo peor de todo aquello era que no podía dejar de recordar cuál era el motivo de su insomnio.
Se preguntaba si ella habría seguido bebiendo después de haberle colgado y si estaría también dando vueltas por la casa en camisón, con otro vaso de whisky en las manos.


Se volvió a meter en la cama con la imagen de ella presente y no paró de dar vueltas, con sus hormonas revolucionadas y sin dejar de pensar en qué tipo de camisón llevaría.


Le vinieron a la mente varias alternativas. Estaba seguro de que estaría deliciosa con un camisón largo de satén crema, y tremendamente sexy con un picardías negro de encaje. Y, mejor aún, sin nada.


Gimió, y fue el gemido de un hombre que sufría una severa frustración sexual que no le permitiría dormir. Y necesitaba desesperadamente descansar.


No había terminado su trabajo y tendría que hacerlo al día siguiente.


Se levantó de nuevo y se dirigió al baño, donde se dio una ducha caliente, sistema que en él funcionaba mucho mejor que la fría. El calor relajaba sus músculos.


Después de veinte minutos de una ducha tipo sauna, salió, se secó y se metió de nuevo en la cama.


Una hora más tarde aún estaba despierto.


Maldiciendo, se levantó, se puso la bata de seda negra, se preparó un café y se metió en el laboratorio, donde se sorprendió a sí mismo trabajando como un demonio durante varias horas.


Ya había amanecido cuando acabó. Así que apagó el móvil, bajó el sonido del teléfono fijo, subió a su dormitorio, cerró las persianas y cayó en la cama completamente exhausto.


Al despertarse, no recordaba si su noche había estado o no llena de sueños eróticos; lo que sí era patente era su erección.


Lo que lo había sacado de su absoluto coma era el sonido del timbre de la puerta principal.
Se levantó de la cama, y con la misma bata negra que no se había quitado, decidió bajar. No tenía intención alguna de vestirse. Solo quería librarse de quien estuviera a su puerta.


Era Miley vestida como si fuera a tomar el té con la reina de Inglaterra. Llevaba un traje de pantalón de lino beige, una camisa de seda azul, perlas y carmín rosa pálido. Y, por supuesto, aquel maravilloso pelo rubio perfectamente estirado y recogido en un moño atrás.


Su impecable vestimenta contrastaba con el desaliñado aspecto de Liam.


¿Por qué tenía tan mala suerte con aquella mujer?


-Supongo que has venido por tu teléfono –gruñó él.


Ella lo miró de arriba abajo con desprecio.


-Siento haberte sacado de la cama -dijo secamente-. Pero son las dos de la tarde.


Nick asumió que no había lugar para contarle la verdad.


-Ya sabes, el sábado por la noche los animales nocturnos no nos acostamos hasta el amanecer.
-¿Solo?


Él se cruzó de brazos.


-Esa no es una pregunta de alguien que únicamente ha venido a recoger su móvil.
-Has sido tú el que ha dicho que he venido a recoger mi móvil, no yo.


Nick la miró fijamente. ¿Iba a tener suerte?


-¿Puedo pasar? -continuó ella con aquella voz suave que lo estremecía.
-Por supuesto -dijo él y se apartó.
-Necesito pasar al servicio -dijo ella directamente-. Vengo desde el hospital de Gosford. Nick frunció el ceño mientras cerraba la puerta.
-¿Qué estabas haciendo allí? -aunque la pregunta debería haber sido más bien qué estaba haciendo en su casa. Los suburbios de Paddington no estaban, ni con mucho, en el camino. Así que no había parado solo para usar su servicio.


El corazón de Nick comenzó a latir con fuerza.


-Liam tuvo un accidente de coche en la F3 ayer.
-¿Está bien?
-Un poco magullado, eso es todo. Nada serio. Pero se dio un golpe en la cabeza y se quedó inconsciente durante un rato. La policía encontró mi número y me llamaron a primera hora de esta mañana. Por supuesto, me fui a verlo.
-Está teniendo muy mala suerte con la carretera últimamente. Primero sus padres y ahora él. ¿Su nueva novia se ha enterado de todo esto?
-Sí. Yo estaba allí cuando ella llegó. Con su madre.
-¡La madre! ¿Y cómo es?
-Primero el servicio, por favor, Nick.
-Sí, claro... Ven por aquí.


Decidió llevarla al baño de la parte de arriba, el que había renovado recientemente. Había ido haciendo poco a poco reformas en su casa desde que la había comprado hacía dos años. Le había costado una fortuna a pesar del estado decrépito en que la había encontrado. Pero ya se sabía que en las grandes ciudades lo que uno paga es la zona.


Después de mostrarle el camino, se metió en su habitación para vestirse.


Cuando Miley salió del baño, él ya se sentía mejor. Se había puesto unos vaqueros negros y una camiseta blanca. No obstante, todavía tenía barba de dos días e iba descalzo.


-Un baño muy bonito -dijo ella secamente. Sabía que le iba a gustar. Era todo blanco, con apliques en color plata. Frío y clásico, como ella.
-Seguramente no te gustará tanto mi sala de estar -dijo, mientras la llevaba hacia allí.


Estaba decorada de modo funcional, sin demasiado estilo. Tenía grandes sillones con pequeñas mesas al lado, demasiados libros y una chimenea de mármol. En una esquina estaba el equipo de música, el televisor y el vídeo.


-Me gustan las puertas -dijo Miley, mientras se sentaba en uno de los sillones, el favorito de Nick.


Él miró las puertas a las que ella se refería y que conducían a la terraza.


-Son meramente decorativas. Nunca las abro porque hay mucho tráfico.
-Es una pena.


Él se encogió de hombros.


-No se puede tener todo.
-No -dijo ella con cierta amargura en la-voz-. Realmente no.


Nick se sentó en un sillón enfrente de ella y trató de adivinar para qué había ido a verlo.


-La madre es una mujer extraordinariamente atractiva a pesar de sus cuarenta y tantos -dijo ella repentinamente-. Y la hija... bueno, dejémoslo en que no creo que Liam vaya a cambiar de opinión y a casarse conmigo.
-¿De verdad seguías manteniendo la esperanza?
-Estúpidamente, creo que empezaba a tenerla. Lo que es sencillamente patético. Pero en el camino de vuelta a Sydney he llegado a la conclusión de que debía dejar de esperar que un hombre me dé lo que necesito en la vida. Tengo que conseguirlo por mí misma. Y no es, en absoluto, lo que he estado soñando durante años. Pero así son las cosas y hay que adaptarse a las circunstancias.
-Eso suena tremendamente razonable -dijo Nick. ¿Y qué piensas hacer? ¿Qué pinto yo en todo esto?


Ella sonrió. Sí, realmente sonrió, aunque fuera una sonrisa leve, muy leve. Pero fue mucho mejor de lo que había imaginado. En aquel momento habría sido capaz de hacer lo que le pidiera que hiciera, ser lo que ella quisiera que fuera.


-La verdad es que siempre he querido un bebé -le dijo ella sin más.


«Un momento», pensó Nick. «Si eso era lo que ella buscaba, no estaba dispuesto a dárselo».


-Por supuesto, habría preferido tenerlo con un marido -continuó ella-. O, al menos, con una pareja estable.
-Naturalmente -dijo él.
-Pero eso no va a ocurrir en un futuro cercano, y me voy haciendo mayor. Así que he decidido optar por la inseminación artificial en una clínica que provea esperma de donantes anónimos pero bien documentados.


Nick se sintió aliviado y confuso al mismo tiempo. ¿Por qué le estaba contando todo aquello?


-Ahora que Liam me va a hacer una mujer económicamente independiente, no necesito un hombre que me sustente para tener un niño -dijo ella-. Puedo tener uno por mi cuenta y llevarlo a una guardería o contratar una niñera si quiero volver a trabajar, ¿verdad?
-Claro -dijo él-. Pero ¿por qué me estás contando todo esto, Miley?
-Solo te estoy poniendo al día de cuáles son mis planes, para que puedas entender las razones que sustentan la proposición que voy a hacerte.
-¿Y qué proposición es esa?
-Quiero que te vengas a Dream Island conmigo,en el viaje de novios que Liam y yo pensábamos hacer.

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