miércoles, 13 de junio de 2012

Anhelo Secreto- Capitulo 7


-Soy Nick. Nick Jonas. el fotógrafo -se hizo un silencio total al otro lado-. Te dejaste el teléfono aquí -continuó el silencio-. Pensé que estarías preocupada.


Miley soltó una sonora carcajada.


-Miley -dijo preocupado-. ¿Has estado bebiendo?
-Sí, podría decirse que sí.
-Eso parece.
-¿Y qué?


Nick se quedó totalmente desconcertado. Aquella no era la mujer que había conocido aquella tarde. Parecía otra persona.


-Me dijiste que no bebías. 


Se rio otra vez.


-Te mentí.


Nick empezaba a temer por ella.


-Miley, ¿qué pasa? ¿Qué ha ocurrido?
-Supongo que no tiene sentido no contártelo. Tendré que decírtelo tarde o temprano. Ya no hay boda.


La noticia lo dejó tan anonadado como sus modales.


-¿Por qué?
-Liam me ha dejado por otra. 


Nick sintió compasión. Sabía perfectamente lo que se sentía en esas circunstancias.


-Lo siento, Miley -dijo él con sinceridad-. Debes de sentirte muy mal.
-Me sentía, hasta que he terminado con mi tercer whisky. La verdad es que ahora mismo ya no me siento muy mal.


Él no pudo sino sonreír. Eso era exactamente lo que él había hecho cuando Delta lo abandonó.


-No deberías beber sola, ¿lo sabías? -le advirtió él.
-Bueno, no estoy borracha -farfulló malamente ella-. Solo lo suficientemente mareada como para que me sirva de anestesia. ¿Por qué? ¿Es que te estás ofreciendo para beber conmigo, cariño?


Nick sonrió de nuevo. Al parecer, la princesa de hielo se estaba derritiendo con el calor del alcohol.


-Creo que ya has bebido bastante por hoy.
-No es asunto tuyo.
-Puede que no, pero insisto.
-¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un mandón?
-Sí, mi madre. Hizo una fiesta el día que me marché de casa.
-Te creo.
-Pero me quiere mucho a pesar de todo.
-Dudo que ninguna otra persona pueda ser tan generosa contigo.


Aquel sarcasmo inducido por el alcohol lo divertía.


-¿Te ha dicho alguien que eres una mala pécora? -le dijo él.


Ella se carcajeó. Le gustaba su risa. Le sentaba bien el whisky. Desaparecía la señorita Remilgos. ¡Cómo le habría gustado estar con ella en aquel momento!


Claro que, probablemente, era mejor que no estuviera. Si se la llevaba a la cama la quería sobria. Quería que lo deseara por sí mismo, no por motivos anexos.


-Supongo que no vas a necesitar mis servicios -le dijo él.
-¿Como fotógrafo, te refieres?


Nick aspiró de golpe. ¡Menuda respuesta más provocativa! Quizá no le desagradaba tanto como había pensado.


O quizás fuera el alcohol el que hablaba.


-La verdad es que me gustaría fotografiarte -dijo él.
-¿De verdad? ¿Por qué?
-¿Por qué? Bueno, lo primero porque eres realmente hermosa y me fascina hacerle fotos a mujeres bonitas. Segundo, porque querría verte otra vez. Me gustaría invitarte a cenar.
-¿Me estás pidiendo una cita?
-Sí.
-No pierdes el tiempo, ¿eh? Solo hace dos horas que me han abandonado. ¡Y tú solo me has visto dos minutos! ¿Y si te digo que estoy demasiado destrozada como para salir con nadie durante una temporada?
-Lo respetaría. Pero volvería a llamarte la semana que viene, a ver si hay más suerte.
-Sabía que eras insistente.
-Ser insistente no es un pecado, Miley.
-Eso depende. ¿Cómo es que todavía no tienes novia? ¿O es que la tienes? No me mientas, por favor. Odio a los hombres que me mienten -añadió ella.
-No estoy con nadie en este momento.
-Ya. ¿Qué pasó con la última?
-Se fue a trabajar al extranjero. No me podía ir con ella.
-¿Por qué?
-Porque mi carrera está aquí, en Australia.
-Y esa es la prioridad numero uno, por supuesto.
-¿Qué quiere decir ese comentario?
-Significa «no, muchas gracias», Nick. Ya he pasado por lo mismo demasiadas veces como para volver a hacerlo.
-Ahora sí que estoy confuso. ¿A qué te refieres?
-A salir con hombres que solo quieren una cosa de mí. Tú solo quieres una cosa de mí, ¿verdad, Nick?


Nick consideró la pregunta.


-Bueno, yo no diría exactamente eso -también le gustaba hablar con ella-. Pero he de confesarte que el matrimonio y los hijos no están en mi lista.
-Pues sí lo están en la mía, Nick. Y cuanto antes mejor. Pero agradezco que me digas la verdad. Es una notable ventaja respecto a otros hombres con los que he estado en el pasado.


Se quedó muy sorprendido. Lo decía como si hubiera habido muchos. La idea de que pudiera ser virgen le pareció repentinamente absurda. Sin duda, las primeras impresiones no tenían mucho de verdad.


-¿Tu ex prometido te ha mentido?
-¿Liam? No. Liam nunca miente.
-Pero te estaba engañando -apuntó él.
-No, la verdad es que no. Verás, es difícil de explicar.
-Inténtalo.
Así lo hizo. Le explicó cómo había sucedido lo de Celia.
-La conoció ayer.
-Bueno, pero no fue totalmente sincero cuando te dijo para qué iba a la cabaña.
-Quizá. Pero entiendo por qué. Debió de quedarse realmente desconcertado cuando el abogado le contó que su padre quería dejarle aquella casa a una completa extraña.
-No haces sino defenderlo. La verdad es que te fue infiel y te ha hecho daño.
-No lo hizo a propósito. Mira, ahora me arrepiento de haberte contado todo esto. Realmente no es asunto tuyo. Gracias por llamar y por hacerme sentir un poco mejor, pero creo que esta conversación debería zanjarse aquí. Como ya te he dicho, queremos cosas diferentes en la vida. Me preguntaba si podrías mandarme el teléfono por correo.
-Preferiría llevártelo.
-Pues yo preferiría que no.
-Me tienes miedo -le dijo él.
-¡No seas ridículo!


Vaya. Empezaba a recobrar la razón y su pose estirada.


-Solo quiero que me digas una cosa.
-¿Qué?
-¿Estás enamorada de él?
-Me iba a casar con él -respondió ella-. ¿Tú qué crees?
-Creo que esa es una respuesta evasiva. Para ser una persona que exige que los demás sean sinceros, no estás pagando con la misma moneda.
Ella suspiró.
-De acuerdo. Lo respeto mucho, pero no lo amo. ¿Contento?
-No -dijo Nick y continuó-. ¿Tú crees que él te amaba?
-No.
-Entonces, ¿por qué os ibais a casar?
-Porque iba a ser un matrimonio duradero.
-Ya. Pues ni siquiera ha superado el compromiso. Por Dios, Miley, ¿qué esperabas? Los hombres necesitan pasión de sus esposas. Y sexo. Al menos, al principio.
-¿Y tú crees que yo no le daba sexo a Liam?
-No el tipo de sexo que su nueva amiguita le da.
-No sé de qué estás hablando. Siento haber empezado esta conversación. Está claro que no estás capacitado para entender lo que Liam y yo teníamos. ¿Cómo podrías? Eres uno de esos hombres que vive solo pensando en sí mismo. Las mujeres no son más que placeres pasajeros. No quieres una verdadera relación y, seguramente, ves a los niños como un inconveniente en tu vida. Liam no era así. El quería una familia. Quería lo mismo que yo. Puede que no estuviera locamente enamorado de mí, pero éramos buenos amigos y compatibles tanto en la cama como fuera de ella. No creo que lo que siente por Celia sea amor, sino solo deseo, ese tipo de deseo que a uno lo obsesiona tanto que le impide pensar.


Nick se sorprendió una vez más. Por lo que decía ella había sentido eso. Aquella mujer cada vez le resultaba más interesante.


-Ese tipo de relaciones nunca dura -terminó ella.


Definitivamente, sabía de qué hablaba. Nick no sabía exactamente si el descubrimiento le agradaba o le provocaba celos. En cualquier caso, la idea de poder ver a Miley en el culmen de su excitación sexual le resultaba muy intrigante.


-¿Es esa la esperanza que mantienes? -le preguntó Nick-. ¿Que quizá el sentimiento que tiene por esa chica no dure?
-La verdad es que no, no abrigaba esa esperanza. Pero ahora que tú lo has dicho... Debería haberse callado.
-No te agarres a un clavo ardiendo.
-No lo estoy haciendo. Pero tampoco estoy dispuesta a repetir los errores del pasado. Así que gracias por pensar en mí, pero tendrás que encontrar otra persona a la que fotografiar y llevar a cenar.
-Miley, por favor...
-No, Nick -dijo ella con firmeza-. Me he dado cuenta de que tienes problemas para entender la palabra «no». Ahora me tengo que ir. Adiós.


Le colgó.


Maldiciendo, él dejó el auricular de golpe en su sitio. No había sabido llevar bien la situación.
Sin embargo, quizá era lo mejor. Miley quería casarse, mientras que él sabía con certeza que no.

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